Martí, el
trascendente americanista, el apóstol de la independencia de Cuba, genio de la
prosa y el verso, delegado y literato
prolífico, fue admirado por sus coterráneos. El único que pudo unir a los
“viejos robles del 68 con los pinos nuevos del 95” en aras de la libertad. Tuvo
a bien reconocer siempre a los demás por sus valores, ya sea por su letra o sus
principios, pues “Honrar, Honra”.
En tal
sentido admiró y resaltó todo cuando bueno y bello veía o conocía. Para la América y los americanos
todos fueron elogios, al igual que a su amada patria cubana. Vamos en este
corto y breve espacio a resaltar su admiración por los patricios y buenos argentinos, a algunos conoció y
estrecho relaciones cercanas, a otros los admiró desde lejos como a las bellas
y majestuosas montañas suramericanas.
Conoció a
hombres de la talla de Roque Sáenz Peña,
Miguel Tedín, Vicente G. Quesada, Carlos Carranza, Manuel Quintana, Carlos
Aldao y al hijo de Bartolomé Mitre, en los tiempos que dirigía el periódico La Nación. Particular
admiración sentía por los ilustres José de San Martín, Bartolomé Mitre, Domingo
Faustino Sarmiento, Manuel Belgrano, Justo José Urquiza y hasta el poeta Víctor
Olegario. Haremos mención a algunos escritos suyos donde hace patente tales
elogios y enaltecimientos.
José Martí trabajo como corresponsal para el diario La Nación, de Buenos Aires, en
Nueva York desde septiembre de 1882 hasta mayo de 1891 e igualmente fungió como Cónsul de la republica
Argentina desde 1890 hasta octubre de 18891 a lo que renuncia dignamente para unirse
a la causa independentista y libertaria de su patria .
Siempre
mencionamos y recomendamos la obra del apóstol como lectura obligada por niños
y para la reflexión de los mayores por su profunda vigencia.
En primer
lugar y por encima de todo debemos mencionar que muchos y elocuentes fueron sus
escritos sobre José de San Martín, que por amplitud y admiración completa solo
resumimos en esta frase que le describe y admira:
“…La patriarcal figura del hijo de Yapeyú, docto en
mundo, tierno en familia, recio de mando, maestro en virtud difícil, menos grande que desinteresado, José de San
Martín, padre de América…”. Tal era su devoción por el libertador.
Mitre y
Sarmiento:
En 1884
haciendo referencia a los funerales del ilustre Juan Carlos Gómez publicado en La América de Nueva York
donde ambos hicieron uso de su verbo elocuente, expresó:
“…Con su palabra de grandes círculos y atrevidas alas habló Mitre, habló Sarmiento
con la suya, inquieta, audaz y misteriosa…”
En 1889
en carta a Miguel Tedín expresa:
“… acusar recibo del libro fundamental y admirable de La Historia de San Martín
que ha escrito Mitre y yo pongo sin miedo junto a lo mejor que se ha publicado
de historia en estos tiempos y por encima de lo que se ha publicado sobre la de
América…”
Este mismo año
publica en El Partido Liberal, de México:
“… Sarmiento sentó a la mesa universal a su país, y lo
puso a jugar con modelos de escuelas, de maquinas norteamericanas, de
ferrocarriles. Mitre que había estado de joven en la tierra de los cóndores, se
hizo como una familia de los pueblos de la humanidad, y contó sus orígenes y
sus transformaciones, como cosa de familia…”
En 1887 con
motivo de la inauguración de la estatua de la libertad de Nueva York, Martí publica una crónica en La Nación sobre lo allí
acaecido, amplio artículo que pudo apreciar Sarmiento y expresar sobre la pluma
del apóstol:
“…Deseo que llegue a Martí este homenaje de mi
admiración por su talento descriptivo y su estilo de Goya…”, ese mismo año al
respecto le escribe a su amigo entrañable Fermín Valdés Domínguez:
“…Aun te tengo que hablar. Olvidaba decirte que un
hombre famoso de la América
del Sur, Sarmiento, el verdadero fundador de la república Argentina y hombre de
reputación europea, sobre ser innovador pujante, acaba de escribir sobre mi…”. Posteriormente
a su amigo Mercado le comenta:
“…en paquete separado le mando una carta que acaba de
publicar sobre mi en Buenos Aires el
glorioso y anciano ex presidente Sarmiento…”
En uno de sus
cuadernos de apuntes sin fechar señala:
“…hay una vida de Lincoln, publicada en 1866 por
Sarmiento. Hay en el una mezcla singular se sobriedad clásica, de corrección
castiza, y de impureza galicana-
se ve el hombre hecho a grandes lecturas, y capas de honrados
pensamientos. Mas tarde reitera: “…Tiene
el instinto de la buena lengua .Pero lo tiene a pesar suyo, aunque en el fondo
esta contento de él, y hace flamante gala de no cultivarlo…”
Una vez más
en un artículo para El Partido Liberal llamado “Tipos y costumbres
bonaerenses” hace gala nuevamente de su
admiración por el país del tango y sus patriotas.
En otra
oportunidad en el mismo diario vuelve a
mencionar la obra cumbre de Sarmiento cuando al referirse a otro asunto
expresa:
“… Ni de galos ni de celtas tenemos que hacer en
nuestra América, sino con criollos y con indios, lo que Sarmiento hizo en la Argentina, con su libro
fundador, su famoso Civilización y Barbarie”…. “es necesario conocernos para
gobernarnos”
Roque Sáenz
Peña (1831- 1914, Político y diplomático)
En 1890 en un
artículo en La Nación hace referencia a una frase de Roque “…que es
un estandarte, y allí fue una barrera: “Sea la América para la humanidad
- todos, como agradecidos, se pudieron en pie, comprendieron lo que no se
decía, y le tendieron las manos”
En carta
fechada en abril del mismo año le expresa:
“recio su carta, y no necesito decirle que sentí muy de veras no haber
tenido ocasión de saludarlo en su visita demasiado rápida. Pero usted volverá
en días de más sol, y repararé el tiempo perdido- De ningún modo desmayo en el
pensamiento de poner en claro, con toda la viveza que usted y yo lo sentimos,
el problema de nuestra América”
En carta a su amigo José Ignacio Rodríguez, Martí
afirma:
·…debiera darme vergüenza escribir para dar una
molestia a quien se toma tantas por servir a los demás…”
Roque Peña fue
presidente en 1910 y en la década de 1890 era ministro de relaciones exteriores
en los tiempo en que Martí era Cónsul de su país, ambos sintieron admiración
mutua.
Sobre Manuel Belgrano (militar y político, creador de
la bandera Argentina)
En 1884
cuando el apóstol todavía templaba su
pluma publicó en La América,
refiriendo a el expresa:
“…Manuel Belgrano con hazañas y humildades, sacaba la cabeza por encima de los héroes griegos…”
En unos
apuntes hace esta referencia:
“…con todo, la generosa raza africana, sea como
elemento servil, sea como fuerza de combate, se incorporó primeramente a la
vida de trabajo de los blancos, y mas tarde, con el titulo de libertos, fue el
nervio de la infantería de los ejércitos de la
independencia que con Belgrano y San Martín marcharon el Alto Perú…”
No podemos
olvidar en este sentido la nota del diario La Nación de 7 de diciembre del 52, donde se dice
que un día antes se había sacado tierra del lugar donde nació y murió Belgrano
para ponerlas en el lugar donde se plantaría un árbol por el centenario del
apóstol en 1953.
Para no hacer tan extenso el artículo solo hemos
hechos referencias a algunas de las más importantes, por no ser las únicas,
donde no obstante se nota la admiración por Argentina y sus contemporáneos más
trascendentes, o los mas cercanos. No obstante recomendamos leer la extensa
literatura martiana sobre el tema para los más interesados.