Mi sencillo, modesto y viejo anillo masónico ( el emblema es recuerdo de un viejo amigo )
Según hemos podido constatar, el texto más leído en este
humilde espacio, trata sobre el que pudiéramos asegurar es el símbolo masónico
más interesante y misterioso a la vistas de los desconocedores y curiosos del
tema, el Anillo Masónico. Por tal motivo nos dimos a la tarea de tratar de aportar algo al
tema, el cual ponemos a vuestra consideración. No es una continuación del
interesante post anterior, es solo nuestro punto de vista al respecto.
El post titulado “El anillo de los masones” es, semana tras
semana, el post más leído por diferencia. Y es muy cierto, ya que es también de todo nuestro agrado, el tema que
reproducimos tal cual me llego, y desgraciadamente es anónimo. El tema ha cautivado
desde tiempos pasados a los curiosos del
tema Masonería. El cual no deja de ser un
tema apasionante y llamativo. Toda vez que si tenemos en cuenta el principio
masónico del esencial elemento esotérico, el anillo masónico es desde tiempos
lejanos, no tanto como hoy, una
pieza para el ámbito social
en determinadas circunstancias algo misterioso y lleno de leyendas, mitos y mal interpretaciones. No
obstante como joya es sinónimo de lujo y magnificencia. En masonería es en
principio, solo un símbolo.
Muchas veces los masones han sido identificados por sus
fastuosos anillos, llenos de símbolos y bellezas y que levantan la curiosidad y el fisgoneo de muchos. Como pieza
decorativa es una joya, una demostración de algo, un emblema de compromiso o
pertenencia. Una seña de identidad, un pacto moral y espiritual con la Orden de la "escuadra y el compás"
Históricamente es una joya usada desde los tiempos faraónicos
y luego por Emperadores, reyes, papas y aristócratas, cada uno con un sentido
diferente.
Se cuenta que el Faraón entrego uno a José con determinadas
cualidades, símbolo del poder que le confería, y que también Salomón usaba uno
con poderes espirituales y capacidades, que según cuenta la leyenda ese anillo
había pertenecido a Jared el padre del elegido patriarca Enoch. Este anillo-talismán le permitió realizar la
grandes obras y poseer la sabiduría que le hizo el rey mas celebre de su
tiempo. Algunos historiadores del tema afirman que algunas jerarquías de la
Orden del Temple usaban un anillo de oro
llamado “De la profesión” con las iníciales PDEP “Pro Deo et Patria”, por Dios y la Patria. Este, según algunos puede
ser el origen de la tradición masónica de la actualidad.
Muchos han sido los motivos
de la elaboración y confección de una joya de tal naturaleza usada desde
tiempos inmemoriales. Un anillo puede tener varios objetivos o usos. Los más
conocidos en la actualidad son los papales y episcopales con motivos
religiosos, usados por Papas (del Pescador, generalmente de oro puro y con la
figura de Pedro el primer Papa, y con su propio nombre) y Obispos. Los más
codiciados y de bella factura y uso son los de matrimonio y compromiso de
fidelidad conyugal. Antiguamente en tiempos de los romanos ya se usaban estos
anillos de hierro como símbolo de “durabilidad
y perpetuidad” A pesar de ser de uso generalizado, no siempre se le da el
valor debido al compromiso contraído. Hoy por hoy todos compran anillos de
matrimonio para representar una unión valedera, ¿pero cuántos lo respetan? No es
el tema, pero ojalá haga reflexionar a
más de uno que lo tienen en el dedo.
Los hay de logro deportivo como los que
poseen por ejemplo los campeones de la NBA o los de la serie mundial de Grandes
Ligas de Béisbol. Los hay de graduación
de determinadas escuelas o academias, los hay místicos y sobre todo los de lujo y ostentación. En su gran mayoría son para demostrar algo,
lo que somos, como somos o como símbolos de poder y jerarquía. Los hay sencillos y
fastuosos, baratos y valiosos. Los hay de los que nos sentimos orgullosos y los
que no, los que nos acompañan toda la vida y los que no. En fin pueden ser
parte esencial de nosotros, o simplemente, no.
Entre todos ellos el
anillo masónico ocupa un lugar destacado por lo que representa, demuestra y
significa. Es un elemento muy importante dentro del simbolismo masónico. Anteriormente entre los siglos XVIII y XIX y
primeras décadas del XX era una norma casi obligatoria en determinados grados o
conferido el día de la iniciación. Una cuestión ritual que mezclaba la leyenda
y la realidad del compromiso contraído. Por lo general se entregaban al
candidato a determinado grado con el símbolo correspondiente del mismo. Los más
usados o mostrados en público (tengamos en cuenta que en muchos lugares donde
todavía la masonería no es “bien vista”
y donde no hemos podido ocupar nuestro lugar, "solo se usa dentro de la logia",
algo inexplicable en países como EE.UU, Cuba o países de América, donde ser
masón es motivo de orgullo y honorabilidad) son los que llevan incrustado la escuadra y el compás
entrelazados, ya sea con el símbolo de
Aprendiz masón, Compañero o Maestro masón. En los grados escoceses del Rito Escocés
Antiguo y Aceptado según algunas tradiciones decimonónicas se entregaban a los exaltados al grado 14,
Perfecto y Sublime masón y sobre todo en el 33º, Gran inspector general de la Orden, cada
uno con el símbolo correspondiente del grado, en este caso con el lema: Deus
meumque Jus, Dios y mi Derecho.
Es vinculante desde el
punto de vista espiritual y ético, un símbolo de compromiso, pacto ético u obligatoriedad moral. En la actualidad no
es de uso obligatorio, solo es usado de manera tradicional o como uso y costumbre. Ya sea en el dedo
anular de la mano derecha o más bien en el anular de la izquierda, la mano del
corazón, como usamos en Cuba, esto dependiendo la jurisdicción masónica.
En fin ya sea por tradición, compromiso o pacto es una joya
que puede tener el significado que tenga o el que le demos, puede ser solo una
joya material o algo espiritual, depende de nosotros mismos, en fin el habito no hace al monje, y en determinados países como
Cuba, no todos podemos darnos el lujo o la posibilidad de tener uno. Como hemos
visto es una tradición de origen y fin
muy sublime que puede o no, determinar la calidad de masón que somos.
El carácter de masón lo da la iniciación, pero de nuestra
conducta masónica, social y familiar
depende si somos dignos de usarlo. Pues: ser
masón significa comportarse como tal. De todas formas desde arriba no miraran el anillo, miraran a
nuestro interior y nos conocerán por
nuestros actos.