viernes, 29 de agosto de 2014

Cuba, aquel verano del 94


Aunque  como dice la canción veinte años no son nada, para los cubanos si son más que años, son recuerdos vivencias y mucho más.
El año 1994 fue un año que ha marcado a toda una generación de cubanos y que muchos  ni han podido digerir. Ese año estuvo marcado por varios acontecimientos que aún hoy siguen en ebullición en nuestra mente.
El verano de año es recordado principalmente por el “maleconazo” y por la llamada “crisis de los balseros”, el régimen quería una válvula de escape, y muchos hermanos, muchos amigos y familiares, construyeron las esperanzas de sus futuros delante de nuestros ojos. Preferían despertar de la pesadilla cubana para vivir el sueño americano. Muchos prefirieron echarse al mar, para despertar. Ah!! no debemos olvidar que se año se recrudecía el “periodo especial”, todo caro, carísimo, y una escases del carajo!! Por suerte en aquella época yo trabajaba “luchaba” en el aeropuerto, y mi querida y santa madre, se ganaba muy bien la vida, en sentido general para la family, no fueron los peores tiempos. Vamos por partes echando un poco de años atrás, veinte!!
El Maleconazo. Recuerdo que el día antes por la noche fuimos a un concierto de Carlos Varela en el teatro Carl Marx. Verela por esos tiempos comenzaba a darse a conocer sobre todo entre los rockeros como yo, que aprovechábamos cualquier resquicio de música para disfrutar. Pues salimos de allí algo tarde, nos saludamos con algunos amigos, y como algo normal, nos fuimos a pie hasta la casa, unos cuantos kilómetros!! Pero cuando íbamos por el camino por el muro del malecón, por la zona de la oficina de intereses americanos, vivos a la gente de los Contingentes de trabajadores, muy comunes en la época, durmiendo por los suelos y algunos haciendo grupos y cuchicheando, nosotros ni nos percatamos de lo que se estaba cocinando. Pues bien llegamos a casa, dormimos y nos levantamos  y nos enteramos de todo por los comentarios de la gente. Revueltas, manifestaciones contra el gobierno, destrozos de tiendas, represión policial, encarcelaciones, etc. vaya por poco se acaba el mundo, digo el régimen. Imaginan en aquella época cuanta falta nos hubiera hecho falta  twiter, facebbok, etc. Creo hubiéramos pasado del verano a la  primavera de hoy para mañana. Luego con el tiempo se conformó lo que había sucedido, una llamada de atención al régimen, la gente, mucha gente estaba hasta. Hoy, ahí están imágenes fotos y vídeos de lo que pasó, en Cuba como dije, muchos dentro de la isla no tienen ni idea de la magnitud de lo que pudo suceder.
Luego vino la llamada “Crisis de los Balseros”, una salida sutil del régimen a lo que pasaba en las calles. En señorito Castro, permitió de manera deliberada, criminal e ignominiosa, que todo el que se quiera ir que se vaya. A la gente ya no le importaba que le llamaran lumpen, o escoria o traidores por que pensaran diferente y deseaban marcharse, o que les lanzaran huevos y les recriminaran públicamente su manera de pensar. Pues así mismo, en cada calle o barrio, delante de todos, la gente comenzó a construir su propio futuro. Todos querían ser marineros de su propio futuro y capitanes de su destino, A esa hora, cubanos al fin, todo el mundo sabía navegar, todos sabían de brújulas y de la mar. No sé si reírme o llorar, pues hasta yo  también estuve a punto de zarpar, solo el temor y la incertidumbre me detuvo, quien sabe donde estuviera ahora. Cuantos amigos y hermanos se fueron!! Las calles en pocos días cambiaron, la gente estaba cabizbaja y con dudas, a muchos los despedimos, otros se despidieron. El barrio de Atarés de donde somos  cambio de ahora para ahorita, cuando todavía teníamos fresco en la mente los llamados sucesos de la “embajada del Perú”, en los 80 y lo que a raíz de eso pasó. Realmente no hay palabras para describir esos penosos días. Una cosa si es cierta, la mayoría de ellas, amigos conocidos, cubanos todos se despojaron de un pesado lastre, y dieron un sentido a sus vidas. No debemos olvidar y siempre recordar el valor y la audacia de los que yacen en las aguas del estrecho, nuestra admiración y recuerdo a ellos.
Todo esto sucedía en un año donde mi madre llego a pagar por una caja de cigarros 60 pesos cubanos, cuando su valor era de alrededor 1 con 20 y una botella de aceite de contrabando llego a costar 150 pesos, imagínense el que dependía de su sueldo, que  por lo general no pasaba de 250 pesos, qué tiempos aquellos, un pan pequeño 5 pesos!! Corría el dinero pero la demanda era mayor.
Hoy veinte años después, el cuartico esta igualito, o peor, y la vida sigue igual. Balseros, los que se van, los que vienen, el invento, la represión, eso sí, cada vez hay menos ciegos y la gente se desencanta más.  De todas maneras ya Europa está más cerca y Miami ni se diga. Creo que la segunda mitad del siglo pasado y la primara de este, será una huella que los cubanos  no olvidaremos y tendremos marcada en nuestro ADN varias generaciones. Algo que nos ha distinguido como ciudadanos de un lugar llamado mundo, Un apellido que a lo mejor tendremos  pintado en la piel, pero que no podrá manchar nuestra alma y nuestros sentimientos. Los cubanos siempre seremos iguales, alegres, fiesteros, inventores y luchadores, no como el triste recuerdo que los Castro nos quiere imponer. Nunca seremos lo que él nos quiso  hacer parecer.
Mi respeto y cariño a todos los cubanos dignos que viven para hacer digna su patria, a los que honran a sus héroes y labrarse un futuro de amor y trabajo junto y para su familia.
Nunca ,pero nunca, cambiemos nuestra esencia, lo que nos caracteriza y distingue. Siempre, pero siempre, seremos cubanos!! Que Dios nos bendiga.
Verano del 2014


martes, 19 de agosto de 2014

Filantropía de los masones en Paraguay

QQ:.HH:.  y Amigos a continuación les mostramos instantáneas de un bello acto filantrópico realizado por los HH:. y esposas de miembros de la A:. y R:.Logia "Armagendon" 216 en la zona de valle Piribebuy, por el Día del Niño. Una bonita actividad fraterna a niños y niñas del lugar. Todos disfrutaron de un maravilloso día.









Gracias mi QQ:.HH:. por el deber cumplido. Amor con Amor se paga.

Pd. Gracias al RH:.Benjamin Sosa, por enviarnos fotos de tan bello trabajo.


jueves, 7 de agosto de 2014

Federico García Lorca, "Medio Pan y un libro" 1931

Granada 1898 - fusilado 18 de agosto 1936 por la intolerancia Franquista. Su pluma sigue vigente.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier
índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y
lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le
gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del
espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía
que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino
por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no
gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es
serenidad y es pasión.
"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son
infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta
biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de
Granada.
"No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera
desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un
libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de
reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los
hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los
frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas
al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible
organización social.
"Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede,
que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre
fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que
tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque
son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos
libros?
"¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir:
«Amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como
anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso
Fiodor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin,
estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y
cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta
a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros
para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible
sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras
para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física,
biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy
poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de
Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque
sólo a través de ella se pueden resolver los problemas e que hoy se
debate un pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.
Tomado del Foro Masones Regulares

martes, 5 de agosto de 2014

Familia de Osvaldo Payá visita al Papa Francisco I y entrega carta de jóvenes católicos cubanos

La Habana, 5 de mayo de 2014
“El temor es ridículo, y puede servir de arma a los enemigos de la libertad”.
Venerable P. Félix Varela
Su Santidad, Papa Francisco:
Nos dirigimos a usted con sumo respeto, cariño y agradecidos por el tiempo que ha destinado a leer esta carta.
Somos jóvenes católicos cubanos que cada día hacemos el intento de responder a los clamores que brotan y salpican nuestra conciencia desde la áspera realidad de nuestra Cuba amadísima. Desde los albores de nuestra juventud ingresamos a las filas del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), un movimiento cívico – pacífico que inspirado en el humanismo cristiano y en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, ha buscado por más de 25 años la liberación que Cuba quiere y necesita.
Amamos a la Iglesia, hemos crecido en sus predios bajo el influjo de la espiritualidad ignaciana. Por tal razón acudimos a Usted con la intención de manifestarle nuestro dolor y preocupación por cómo algunos Obispos cubanos rodeados de laicos pro-oficialistas, entre otros con particulares privilegios, se pronuncian y actúan a nombre de la Iglesia ante el drama humano que hemos vivido los cubanos por más de medio siglo.
Cada vez más espacios eclesiales derivan en una caricatura de lo plural, para serlo sólo en el sustrato de fondo y el denominador común de legitimar al gobierno, de pedir más votos de confianza para la junta político-militar que gobierna dictando y esperar que el nuevo ¨líder¨ sucesor en la dinastía de los hermanos Castro enmiende los ¨errores justificados¨ de 55 años de desgobierno y un país devastado, en la omisión cómplice a las diarias violaciones a los derecho humanos y las acciones represivas despóticas e impunes de la Seguridad del Estado contra la oposición pacífica, en mendigar tímidas reformas sin transparencia y así poder nadar en todas las aguas, en la indefinición y el lenguaje confuso que decora y maquilla para no llamar claras realidades por su nombre, y aun así auto presentarse como auténticos practicantes del diálogo y tendedores de puentes.
Quizás haya que recordarles a nuestros pastores que tanto para dialogar como para mediar se requiere identidad clara e indispensable autonomía para poder expresarla sin ambages en la búsqueda colegiada de la verdad con los otros, apertura y reconocimiento a todas las partes, dosis adecuadas de moderación, pero con transparencia, rigor y respeto por la verdad. Y esto, en una dictadura enquistada en más de cinco décadas de absolutismo, siempre cuesta, y solo lo hacen bien quienes logran superar los miedos conquistando la libertad interior en el absoluto desprendimiento de no tener nada que proteger y nada que ambicionar.
Los que conocemos desde dentro y bastamente la realidad de la Iglesia en Cuba,
sabemos que desde los salones del Palacio Apostólico habanero se establece el rejuego político y las prácticas excluyentes de la Iglesia, y que su confusa política sin carácter ni constancia, de tira y encoje, de coqueteos e intercambio de guiños, de la peor diplomacia consistente en sacrificar la integridad de la verdad llana y desnuda dicha con el único presupuesto del debido respeto para sustituirla por elogios forzados a fin de darse el permiso de una crítica que ni siquiera toca fondo, y así mantener el equilibrio en la balanza, tiene el sello del ilustre purpurado que lo habita. Está atada a los mismos temores, presiones, chantajes, compromisos, sentido del límite, protección de intereses y pactos tácitos o explícitos, que marcan su relación actual con el Estado, cuyo timonel ha sido, durante décadas, el cardenal Ortega.
Sujetos a los vaivenes de esta complejísima relación, la precaria autonomía de las
publicaciones católicas y los centros de formación al servicio de laicos y consagrados, está mucho más allá de la presumible buena voluntad de sus realizadores y los convierte en voceros no ya del Arzobispo, sino de quien domina en aquella relación, los mismos que permiten que sigan existiendo y circulando, mientras no sobrepase el umbral de tolerancia o en última instancia, deje de servir, a la larga, a sus denostables propósitos. La disyuntiva es clara: o se enajenan de la realidad proscribiendo el tema socio-político como un tabú, en un país donde nada es apolítico, sino más bien profundamente politizado e ideologizado, o reclaman insumos de apoyo al Cambio-Fraude impulsado por el gobierno. ¿De qué pretenden convencernos ahora? Si es el propio Raúl Castro el que habla de sus propias reformas aclarando que son para más Socialismo, y los cubanos sabemos muy bien qué significa eso. Además, ¿alguien nos ha preguntado como ciudadanos, si lo que queremos hoy es más Socialismo? ¿Y cuál Socialismo? ¿Cómo nos quieren convencer, a los cubanos que vivimos dentro y fuera de Cuba sufriendo exclusiones y desventajas, que están avanzando en la implementación de leyes que nos permitan reencontrarnos como quisiéramos? ¿Que este marco actual de opresión, sin derechos ni trasparencia, es el camino de la transición? ¿De cuál transición se trata? La gradualidad sólo tiene sentido si hay perspectivas trasparentes de libertad y derechos. No hablen más por el pueblo, queremos que se alce y escuche nuestra propia voz. No basta con que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba: lo primero es que Cuba se abra a los propios cubanos. Pactar con nuestros gobernantes, como han hecho muchos gobiernos e instituciones democráticos, sin importar que ellos no representen a la ciudadanía, es perpetuar la opresión.
Basta de decidir y pensar por mí e imponerme una ideología de Estado que no me
representa. Basta de obligarme a jugar la farsa política pasando por encima de mis principios y condición de hombre libre, bajo la amenaza de perderlo todo: estudios, trabajo, a veces la familia y los amigos, también la libertad y hasta la vida. Por eso es el miedo el principio rector de esta sociedad, el miedo y la mentira; y sostener una sociedad de máscaras y simulación durante décadas crea hombres débiles, esquivos, de verdades a medias, incapaces de hacerle frente y ponerle nombre al mal que nos corroe por dentro.
Así vivimos los cubanos.
Quisiéramos que la Iglesia que peregrina en Cuba se atreviera a echar los mercaderes del templo, a los que en virtud de pactos tácitos posponen el cuidado de la persona ante la significación abstracta de los números. Quisiéramos una iglesia dispuesta a no aceptar como privilegio, lo que se le debe reconocer a título de derecho, a cambio de su silencio.
Una iglesia que con su voz profética y su testimonio de vida en la verdad en una sociedad carcomida por una cultura del miedo y la mentira, comparta la cruz de la incomprensión, la soledad, la humillación, las privaciones, las calumnias y persecuciones que sufrimos los que nos hemos propuesto romper con el vicio del autoengaño devenido en demencia colectiva. Una iglesia que no se ufane de tener sus bancos saturados de cómoda mediocridad; de arrastrar multitudes tras imágenes que no salvan, capaces de despertar poco más que epidérmicas devociones, mientras lo más precioso de su identidad se diluye y licua en una seudo-religión de masas; de recuperar espacios e inmuebles para la misión, para luego, con la confianza puesta más en los medios humanos que en Dios y el oportunísimo esplendor de su mensaje, anunciar un seudo-Evangelio privado de su contenido moral y social más iluminador para nuestro pueblo, por ser considerado demasiado ¨subversivo¨ contra el orden establecido. Una iglesia que remueva las conciencias anestesiadas por el temor y la costumbre, ante la irracionalidad, la disfuncionalidad y el absurdo impuestos por un longevo poder absoluto y arbitrario, porque confronte a cada hombre invitándolo a contemplarse en el espejo de la vida y obra de Jesús de Nazaret. Una iglesia que volviendo a creer en el valor de la pobreza, de lo poco, lo pequeño, lo gradual, lo débil, lo anónimo, ofrezca en sus comunidades pequeñas, pero de cristianos coherentes y llenos de ardor, algo fascinantemente diferente y poderosamente cautivador, y ya no más de lo mismo que pulula en los ambientes viciados.
Esa iglesia, encarnada y solidaria, la hemos tenido por años en las personas de algunos valientes y excepcionales obispos, en incontables sacerdotes, religiosas y misioneros, muchos de los cuales hemos visto partir con dolor: desterrados, despedidos por obispos y superiores, o renunciando voluntariamente antes de someterse a reglas pervertidas y pervertidoras. Es esa iglesia menguante y en peligro de extinción la que ha obrado auténticos milagros, gracias a la cual todavía jóvenes y familias como nosotros optamos por permanecer, asumiendo peligros y privaciones, resistiendo cada día la tentación de sumarnos al éxodo masivo de un pueblo que huye en estampida a cualquier parte donde pueda tener una vida más digna, un trabajo honrado, conocer la libertad, luchar por sus
sueños, aspirar a la prosperidad y a la felicidad. Esa Iglesia nos reveló con su vida y no sólo con sus discursos, el significado profundo y las implicaciones personales de los misterios centrales de nuestra fe: la Encarnación, el Calvario, la Pascua, la Resurrección.
En ella advertimos cómo podíamos ser realmente sacerdotes, profetas y reyes. Porque de esa iglesia aprendimos a buscar y desear la voluntad de Dios como nuestro mayor tesoro, hoy todavía nos atrevemos a nadar contra corriente desoyendo aun los consejos cercanos de voces amigas, a veces susurradas en los propios templos y sacristías, incluso de quienes deben hablar en nombre de Dios, hasta los gritos desesperados de nuestras madres angustiosas, que nos imploran renunciar, huir, escapar, ocuparnos solo de nosotros y de nuestras familias, con mil argumentos incontestables desde el llano pragmatismo de los hechos y los cálculos de fuerza, o componiendo acrobáticas argucias con supuestas razones de fe que terminan desvaneciéndose a los pies del Crucificado.
Porque esa iglesia nos enseñó a creer contra toda evidencia y a esperar contra toda esperanza, hoy nuestra vida quiere seguir siendo una respuesta a la pregunta y a la llamada de Dios: ¿dónde están estos responsables?, para continuar siendo, al menos, una voz en el desierto, una luz en la oscuridad, un signo de esperanza, en medio de la aparente esterilidad, a pesar del agobio y del cansancio. Porque los cubanos necesitamos la ayuda de Jesús en la Cruz para mirar con amor estos cincuenta años donde se nos ha oprimido psicológica y físicamente, y atrevernos a decir: ¡Ya no más!
Los cubanos necesitamos una iglesia que nos ayude a vencer el miedo. El miedo que es origen de la desidia y la desesperanza que embarga a los jóvenes y a la sociedad en su conjunto. Necesitamos una iglesia que nos ayude a dar los primeros pasos de la Liberación, esos primeros pasos que siempre empiezan en la persona y terminan por ser  un grito más fuerte que uno mismo y que es preciso compartir.
Una iglesia servidora tiene que ser un espacio de libertad, donde la reconciliación no se convierta en amnesia histórica disfrazada de bondad de los justos. Tiene que ser el lugar de la libre expresión, no para hacer política en el templo, sino para encontrar las palabras que cuenten nuestra historia desde abajo, sin las cifras victoriosas, intentando que la memoria sea reconstruida. Necesitamos una iglesia Madre, que trabaje por la verdad sin ambigüedades, que no confunda el amor a los enemigos con el oportunismo político. Una iglesia que nos ayude a nombrar este dolor para ofrecerlo y actuar, sin que nos quiten la voz. ¡Cuente con nosotros Santo Padre! ¡Dios lo bendiga y lo guarde! Un fuerte abrazo desde el Caribe,
Erick Alvarez Gil, 28 años,
Ingeniero en Telecomunicaciones y Electrónica, parroquia San Francisco de Paula.
Anabel Alpízar Ravelo, 29 años,
Licenciada en Comunicación Social, expulsada de su trabajo, capilla Jesús María.
Luis Alberto Mariño Fernández,
27 años, Licenciado en Composición Musical, parroquia Salvador del Mundo.
María de Lourdes Mariño Fernández,
29 años, Licenciada en Historia del Arte, parroquia Salvador del Mundo.
Manuel Robles Villamarín,
24 años, Técnico informático, expulsado de la universidad, parroquia Siervas de María.