Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
Publicado en el semanario Libre
(Pintura cortesía de J..Cochy Arnau)
José Martí
consideraba que no sólo era importante, necesario y preciso crear las bases de
la futura República, sino que además estuviesen todos representados en ella.
Era ese uno de los puntos a discutir en la reunión de Camagüey, hacia donde se
dirigían el Delegado y el General cuando adelantaban el camino por la zona
oriental; …y cuando surgió la batalla de Dos Ríos donde José Martí perdió la vida.
Al momento de ser
herido mortalmente el Delegado vestía saco oscuro, pantalón claro, y calzaba
borceguíes negros indumentaria que le había proporcionada el Dr. Elpidio Dellunde
al momento de salir de Haití hacia Cuba. Entre sus prendas tenía un reloj de
oro con sus iniciales, revólver con culatín de nácar, machete, alforjas de
cuero, retratos y varios documentos, entre ellos la carta inconclusa dirigida
al Licenciado Manuel Mercado, la que más tarde adquirió Enrique Ubierta dándola a conocer. Además llevaba una
escarapela cubana bordada con mostacilla la que se dice usó Carlos Manuel de Céspedes
en la Guerra de los
Diez Años y un libro
pequeño manuscrito con la propia letra del Padre de la
Patria.
En la mano derecha
el Apóstol portaba una sortija de hierro con la palabra Cuba, sabemos fue
realizada con los grilletes que usó en las Canteras de San Lázaro, en La Habana y que
usaba desde 1887 cuando Doña Leonor se la entregó en la ciudad de New Yok
Extracto de la hoja
de servicios del General de Brigada Don José Ximénez de Sandoval y Bellange,
tal como se conserva en el nuevo Archivo General Militar situado en Segovia; al
igual que se custodia toda la documentación de Cuba y Puerto Rico en un
solo archivo general la documentación militar.
Don José Ximénez de
Sandoval, General de Brigada, Jefe de la segunda Brigada de la 1ª División
del 1er Cuerpo del Ejército de operaciones en la Isla de Cuba.
Certifico que:
Al frente de una columna compuesta por fuerzas de la media Brigada
a sus órdenes, batió al enemigo en los montes de Isabelita y Mogote causando
varios muertos al enemigo, entre ellos un titulado Capitán. Reorganizó las
fuerzas de voluntarios de los importantes poblados de Palma Soriano y San Luis,
organizó las guerrillas locales de estos puntos, Dos Caminos, el Cristo, Cobre
y Cuba, dirigió las defensas interiores y exteriores de los mismos y levantó el
espíritu de los poblados citados, operando al propio tiempo en su extensa zona
teniendo frecuentes encuentros y tiroteos con el enemigo, dando en uno de
ellos, y a la inmediación de Palma Soriano muerte á un titulado Coronel.
A instancia propia le fue confiado el mando de la columna
protectora de un numeroso convoy de acémilas, para Remanganaguas y ventas de
Casanova, y teniendo noticias en este último punto de que los insurrectos en número
de setecientos caballos y trescientos infantes con sus Jefes de mayor prestigio
se hallaban acampados en las orillas del río Contra-maestre, marchó con su columna
al amanecer del diecinueve de Mayo en dirección a su campamento, donde sostuvo
rudo combate rechazando varias cargas de caballería quedando su columna
victoriosa, si bien con numerosas sensibles bajas quedando muerto sobre el
campo el titulado presidente de la República Cubana D. José Martí á pesar de
los inauditos esfuerzos que por retirar su cadáver hicieron. En esta acción dejó
el enemigo sobre el campo catorce cadáveres más, y multitud de caballos muertos
y heridos, correspondencia de importancia, muriendo además los titulados
Coroneles Vellito y Lora, Comandante Estrada, titulado Teniente Coronel Norte americano Voiton y un corresponsal de un periódico
americano.
Al dirigir personalmente y a la cabeza de una compañía un ataque a
la bayoneta, fue atravesado de un balazo el caballo que montaba, que tuvo que
sustituir por otro. Por este hecho de armas le fue concedida la Cruz de María
Cristina de segunda clase.
El cadáver había
sido identificado por el capitán del ejército español Enrique Santué, quien tenía
conocimiento sobre él desde Santo Domingo, República Dominicana, ya que
José Martí había viajado varias veces a esa ciudad para entrevistarse con el
General Máximo Gómez.
En Remanganaguas,
Cuba, se examinó el cuerpo desangrado de José Martí, se identificó y se redactó
el informe forense que dejaría, a su vez, constancia efectiva de la muerte de
José Martí en el campo de batalla en Dos Ríos, lo que significaba una inmensa
perdida para la recién iniciada guerra.
Certificado de defunción
El que suscribe: Doctor Pablo A. Valencia, licenciado en medicina
y cirugía.
Certifica:
Que el día 22 del mes y año que cursa, por orden del Excmo. Sr.
General
Salcedo, comandante general del 1er. Distrito de la provincia de
Santiago de
Cuba, se personó en el poblado de Remanganaguas, con objeto de
identificar un cadáver que se suponía fuese del titulado Presidente de la República
insurrecta don José Martí, a tenor de los datos que acerca de dicho señor se
tenían, acondicionándolo al propio tiempo para que pudiera ser trasladado a
esta ciudad.
Que los datos relativos a don José Martí, suministrados por
personas que lo habrían tratado íntimamente son los que siguen:
1.- Se cree que tendría aproximadamente unos 48 años de edad.
2.- A la sazón en que desembarcó en esta isla para ponerse al
frente del
Movimiento Revolucionario, estaba regularmente nutrido, constitución
regular y temperamento bilioso. Aunque delgado, bien conformado; de estatura
regular; pelo castaño oscuro rizado; una pequeña calvicie en la coronilla y
entradas muy pronunciadas en las sienes; frente ancha y despejada; cejas de
igual color que el pelo y no muy pobladas; ojos claros, nariz aguileña; bigote
fino y poco poblado; buena dentadura, solo que le faltaba el segundo incisivo
de la mandíbula superior del lado derecho, y los dientes, en su mayor parte
eran puntiagudos; cara de forma oval.
3.- Que presentaba en las piernas señales de haber llevado
grillos. Que en presencia de dichos datos se procedió, a las 5 y media de la
tarde del día 23 del propio mes y año, al reconocimiento del cadáver, después
de exhumado, y a pesar de encontrarse bastante adelantada la putrefacción se
observó en él lo siguiente:
- Dicho cadáver parece ser el de un hombre cuya edad fluctúa entre
los 45 y 50 años, de musculatura firme algo enjuta de carnes, circunstancia que
aún podía observarse a pesar de la deformación propia del estado en que se
hallaba, y de estatura regular.
- El pelo rizado, de color castaño oscuro, con una calvicie en la
parte más alta de la cabeza, tiene grandes entradas hacia las sienes, que ponen
de relieve la frente ancha y despejada. No lleva barba sino bigote muy fino y
poco poblado y de color más claro que el pelo. La dentadura está con los datos
arriba mencionados, así como también todo lo relativo a la cabeza y cara.
- Que presenta en la pierna derecha y en su tercio superior, una
hendidura especial de la piel, correspondiendo a dicha hendidura un color algo
más oscuro que el resto del cuerpo, prueba evidente de haber sufrido en aquella
parte, durante algún tiempo, una presión con la contusión consiguiente,
producida por un anillo de hierro colocado en dicho punto.
Que presentaba, además,
las siguientes heridas:
- Una herida de bala
penetrante en el pecho, cuyo orificio de entrada parecía corresponder a la
parte anterior del pecho, a nivel del punto del esternón, el cual había sido
fracturado, presentando al parecer dicha herida un orificio de salida por la
parte posterior del tórax en el cuarto espacio intercostal derecho como a unos
diez centímetros de la columna vertebral. Otra herida de bala, como a unos 15
cm de la misma y a 4 de la rama del maxilar inferior y cuyo orificio de salida
se encontraba por arriba del labio superior, lado derecho, cuyo labio estaba
destrozado. Otra herida igualmente de bala, en el tercio superior del muslo
derecho y hacia su parte interna. Además, presentaba algunas contusiones en el
resto del cuerpo.
De todo lo expuesto se deduce:
1. Que entre el individuo muerto en el encuentro que con los
insurrectos han tenido nuestras tropas el día 19 del que cursa y cuyo cadáver
se encuentra ante nuestra vista y los datos antes suministrados respecto a la
persona de José Martí, hay completa conformidad.
2. Que en cuanto a los caracteres físicos y condiciones orgánicas
existe igualmente, completo acuerdo, por lo que podemos asegurar que el cadáver
expuesto a nuestros ojos es el del titulado Presidente de la República.
Una vez identificado se procedió a su conservación y preparación a
fin de que pudiera ser trasladado.
Es todo cuanto tengo que exponer, y para que conste donde convenga
expido la presente en Santiago de Cuba a los 26 días del mes de mayo de 1895.
Doctor.
Pablo A. De
Valencia.
Síntesis biográfica del
Dr. Valencia
El doctor Pablo A.
de Valencia y Forns –quien certificó la defunción de José
Martí- certificación
–no autopsia- escrita por su puño y letra, nació en La
Habana el 22 de
junio de 1872 y falleció en Santiago de Cuba, en el Sanatorio de la Colonia
Española, el 6 de enero de 1931. Mas tarde, un hijo del galeno exhuma sus
restos y los traslada hasta la necrópolis de Manzanillo, en aquella época
provincia de Oriente, Cuba, sitio en el cual permaneció hasta 1995, justo hasta
la fecha en que se cumplía 100 años de lo acaecido de Dos Ríos.
Sobre su tumba una
tarja nos deja saber que ahí yace quien: realizó la primera exhumación,
identificación, reconocimiento y embalsamamiento del cadáver de José Martí.
Al cadáver de José
Martí no se le hizo autopsia. Solo existe el documento
“certificado de
reconocimiento forense” efectuado el 23 de mayo de 1895 y se guarda en el
Archivo Central del Instituto de Historia Cultural y Militar, en Madrid, España.
Francisco Lancis Sánchez,
catedrático de Medicina Legal, en1968 reportó y había demostrado en la Fragua
Martiana que José Martí había recibido el balazo mortal en el pecho, mientras
cabalgaba.
De acuerdo a la
certificación del Dr. Valencia el Delegado recibió tres disparos.
El primer disparo,
según anota el Dr. Antonio Cobo Abreu, le alcanzó el tórax; el segundo lo
recibió en el cuello, posiblemente, con “la cabeza híper extendida por efecto
del impacto anterior”; y el tercer disparo le alcanzó el muslo derecho mientras
caía al cruzar la pierna por encima del caballo.
De acuerdo con los
orificios de entrada y salida, dos de los tres disparos vinieron desde arriba.
Uno desde abajo o
al menos desde la altura de un hombre a pie.
Lo que hace pensar
que los disparos fueron efectuados, por lo menos, por dos tiradores.
Por mucho tiempo
algunos escritores cubanos han mantenido que el práctico cubano Antonio Oliva
no sólo se atribuía la muerte de Martí, rematándolo en el suelo, sino que le
había dado “el tiro de gracia”, muestra de esa acción que no aparece en la
certificación del Dr. Valencia, ni se vio en las siguiente exhumaciones. Esos
hechos –no acontecidos- aparecieron en el periódico habanero "La Discusión"
como noticia ofrecida por un español de la tropa de José Ximénez de Sandoval.
El propio Ximénez de
Sandoval aclaró desde Valencia, en 1908, en carta a
Gonzalo de Quesada
de que José Martí no había caído mortalmente herido en una emboscada.
Máximo Gómez apuntó
en su Diario: “cuando Martí cayó, me había abandonado…”
Con lo que se
comprueba una vez más de que el Delegado no se había quedado en el campamento
sino que estaba, al decir también del patriota Dominador de la Guardia Diéguez,
junto a Gómez, Masó y otros jefes en espera de entrar activamente en la
contienda de Dos Ríos.
…Unos minutos después
que muere José Martí la esposa del prefecto de este lugar, va corriendo al sitio del
suceso, coge una botella, le echa tierra con sangre de Martí y la oculta bajo
tierra… Tiempo después el General Enrique Loynaz habla con la familia Pacheco,
sacan la botella y entierra otra con un papel dentro, y ponen una cruz de
madera. En 1896 el General en Jefe Máximo Gómez visita el lugar acompañado por
300 hombres. Toma una piedra del Rio Contramaestre y pide a los mambises hacer
lo mismo. Formados de dos en fondo depositaron las piedras colocándolas de
Oriente a occidente a forzar a la cruz a
quedar de cara al sol.