domingo, 12 de junio de 2011

La Masonería en favor de la Paz mundial.

 Elogio pacifista en conmemoración de la fundación
del Tribunal de La Haya, titulado la Fiesta de La Paz, leído en La Logia
"Obreros Unidos" de Puerto Rico´

Arecibo [Puerto Rico], 18 de mayo de 1906
La Francmasonería universal, y con ella muy particularmente nuestro
Serenísimo Grande Oriente Español, celebra hoy con un inmenso regocijo el
aniversario de la fundación del «Tribunal de la Paz», generalmente conocido con el
nombre de «Tribunal de La Haya».
Día de júbilo es éste para todos aquellos corazones que cifran sus afectos en el
mejoramiento de la familia humana, para todos los cerebros que impulsan sus
esfuerzos hacia la consecución de un estado social perfecto, puesto que en este
aniversario se condensa una de las páginas más gloriosas de la historia de las naciones
civilizadas.
La creación del Tribunal de la Paz ha sido y será una de las más nobles y
hermosas conquistas del Derecho Internacional en todos los órdenes del mismo, una
de las más bellas jornadas en la lucha por desterrar para siempre del seno de las
naciones civilizadas el cúmulo de horrores, el asesinato legal, el crimen social,
conocido con el nombre de guerra. [...]
Los caballeros francmasones no podemos menos de regocijarnos en este día, ya
que vemos el mundo profano inspirándose en nuestra obra de amor y paz,
traduciéndola al igual nuestro en hechos realizados. [...]
Rémora del pasado es la guerra; escollo que aún no ha logrado vencer la ola de
la civilización. Injusta, cruel, inhumana: en una palabra, la guerra es hoy, en plena era
de progreso, dogal atado al cuello de los pueblos más adelantados, sin que basten los
esfuerzos del presente a arrancar de una vez para siempre mal hondamente
perturbador por todos los conceptos, maldito en todos sentidos, indigno del estado de
libertad y adelantamiento por que la Humanidad atraviesa. [...]
Enseñar a las agrupaciones de todos los órdenes, desde la familia al continente,
que un solo entendimiento debe guiarles: el Amor; que una sola religión deben
profesar, la del trabajo; que una sola aspiración, un solo anhelo debe guiar sus pasos
en esta vida deleznable, cual es la de que todos los seres que peregrinamos en ella,
somos hermanos, a fin de que todos, libres, iguales, en fraternal consorcio, escalemos
la cúspide de la perfectibilidad humana, fin y objetivo del Gran Arquitecto del
Universo. [...]
¡Felices y dichosas serán las naciones el día en que desaparezca de sus códices y
leyes la palabra guerra! [...]
Era necesario el establecimiento de un Tribunal Internacional para conocer de
las cuestiones de alta importancia surgidas entre naciones de encontrados intereses,
antes de que éstas para discernir su derecho apelaran a la declaración de guerra. De
esta necesidad surgió la creación del Tribunal de La Haya, el cual ha dado ya óptimos
y sazonados frutos. [...]
La obra está comenzada; su terminación está encomendada a nosotros, queridos
hermanos. Ese es nuestro deber; y al regocijarnos y felicitarnos en este día por el
triunfo alcanzado no olvidemos que aún no está concluida dicha obra, que apenas está
en su comienzo, y que al menor descuido puede derribarse lo poco levantado a costa
de tantos sacrificios y desvelos. [...]
¡Oh, Gran Arquitecto del Universo que presides nuestros trabajos, fortalece el
alma de tus obreros, da a sus espíritus la clarividencia necesaria, imprimiendo a esta
obra, que en tu gloria levantamos, el sello de la indestructibilidad!
Boletín Oficial del Grande Oriente Español, Año XIV. nº 170. Madrid, 27 de junio de
1906. pp. 95-96
Documento tomado de la obra "La masonería" .José A. Ferrer Benemelli

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