( Ponce 1851-1953)
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Sotero
Figueroa es uno de los hijos más meritorios, de los caracteres más probados y
de los escritores más enérgicos y conocidos de Puerto Rico. Tuvo un maestro que
no se puede recordar sin ternura: el maestro Rafael.
Desde la
adolescencia escribió mucho, en verso y en prosa. De la prosa, ya por entonces eran
notables, por la fidelidad de la observación y el buen sentido, sus artículos
de costumbres. Pronto empezó a coleccionar y a estudiar con afán todo lo
referente al país, a colaborar en todas las obras de su adelanto y cultura con
sus personas distinguidas, y a defender con marcado tesón las libertades
públicas. .
Su labor ha
sido, desde sus comienzos, continua y múltiple; en la prensa, donde fue pronto
adalid formidable, en la tribuna, en la que luce con dotes de expositor sereno,
en el teatro, a que ha dado obras sustanciosas y de sagaz actualidad, en la
conversación familiar, donde se muestra de preferencia su carácter firme y su
buen consejo, ha sido como aquel ilustre Baldorioty de Castro, que lo tuvo en
el periódico de compañero privilegiado, "ha ido siempre adelante". En
1a polémica política de su país, Figueroa sólo ha tenido iguales; ni da de
costado, ni perdona juntura. A los males les busca el remedio en la raíz, y
quiere que en todo se proclame y respete el pleno derecho del hombre. La suya
es una energía que no ceja jamás hasta la transacción, ni sube nunca hasta la
arrogancia. Su párrafo es numeroso, sin palabras que huelguen, ni ideas recalentadas,
y con la música completa de los acentos y del sentido. .
Cuando
flaqueaba casi todo a su alrededor, él no flaqueaba. Cuando en los días del
"componte"
terrible, en los días de las torturas de sus compañeros, el principal periódico
de Ponce, El Pueblo, no tenía más redactor que él, él no faltó un solo día a la
mesa del periódico. Cuando se convenció de que no había esperanza legítima de
reforma por los métodos que había abogado como miembro valiosísimo del
autonomismo, cesó de escribir. De su ciudad querida, de Ponce, cuyo espíritu
progresista y liberal encomió en notable artículo, a modo de altivo saludo, en
la visita del general Palacio, mudó su hogar a New York, donde su pluma,
siempre activa, y cada día más útil y elocuente, continúa manteniendo con
sobriedad ejemplar todas las formas y la esencia plena del derecho. Sus versos
son robustos y sentenciosos; sus discursos son breves, bien repartidos y
memorables; sus artículos fáciles e instructivos, versan sobre los temas más varios
de Europa o de América, de biografía o de literatura. Es escritor de arte, a la
vez que de trabajo; en todo lo suyo se le ve el carácter, que es su dote
principal, el carácter honrado, afirmativo y directo. Entre puertorriqueños y
cubanos y entre cuantos le conocen, goza de autoridad y simpatías. .
De sus
obras, aparte de la continua y laboriosa de la prensa, y de sus comedias verdaderamente
notables, la más conocida es la colección de "Estudios Biográficos"
de
Puerto Rico,
premiada por la primera corporación de Ponce. Es obra en que ya se ven, aunque
sin el crecimiento a que han llegado luego, las cualidades dominantes de
Figueroa; la
unidad de pensamiento, la investigación laboriosa, la forma elegante, el indómito
y ardiente patriotismo. Hoy escribe como uno de los redactores principales, en La Revista Ilustrada
de New York, y allá vieron la luz sus Reparos Literarios, colección de cartas
sobre literatura de Hispanoamérica, en que entre nuevos y excelentes datos biográficos,
pone de realce la individualidad, e ignorada riqueza, de las letras hispanoamericanas
y muestra la viveza y profundidad con que ha comprendido el problema de
América, aún cerrado para muchos que lo debieran entender, y la estrecha relación
de las Antillas con el problema americano. .
JOSÉ MARTÍ.
Publicado en
La Igualdad ,
de La Habana ,
1892, y reproducido en La
Doctrina de Martí,
Nueva York, 2 de marzo de 1897.
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