domingo, 10 de abril de 2011

Fiat Lux

Esta leyenda muy usada antiguamente en los rituales cubanos de iniciación se le trasmitía al candidato luego de la ratificación  del juramento de ap:.m:. . Por la trascendencia del mensaje varias logias la utilizan en la actualidad.

¡Sea!
Así dicen las religiones que dijo Dios en el principio del Mundo. Y lo que no era, fue. Surgió la luz brotó la creación, empezó la vida. ¡Qué instante aquel, perdido, allá, en el fondo de la noche de los tiempos, hace millones de millones de años! No arrebatemos a la fe de la Humanidad la ilusión hermosísima de esa fecha sublime. La luz fue. Es decir, que el principio inmanente de la sabiduría infinita, creó algo y se reflejó en su obra.

Y surgieron y se multiplicaron los mundos. El nuestro, este pequeño planeta, millares de veces más pequeño que cualquiera de esas estrellas que apenas distinguen nuestros ojos, fue un núcleo de gases, una simple nebulosa que apenas hubiera podido ser advertida en el espacio sin fin.
Después, después se convirtió en un foco de materias incandescentes, algo así como hierro derretido o lava de volcán. ¿Qué organismo podría vivir en semejante medio?

Pasaron miles de siglos. Y la corteza terrestre se fue enfriando. La acumulación exorbitante de vapores, se resolvió en diluvios. El fuego central, no vencido por el enfriamiento exterior, produjo cataclismos geológicos. La costra terrestre sufrió hundimientos y elevaciones tremendas. Y se hicieron los mares, y se formaron las grandes montañas.
Corrieron más siglos, y brotaron musgos y líquenes. Y nacieron los primeros animales acuáticos. Corrieron más; y surgieron el Mastodonte y el Megaterio. Más aún, y apareció el mono. Más aún ¡Y nació el hombre!

Este gran día volvió a hacerse la luz. Una chispa de la eternal sabiduría animó al cerebro de este rey de la escala zoológica. El hombre sintió, luchó, pensó, amó. Tuvimos humanidad. Dios formó un ser capaz de comprenderle y adorarle Y cuando en el transcurso de los tiempos el instinto de la propia conservación y las exigencias de la sociabilidad obligaron al hombre a cultivar su inteligencia, desarrollar sus aptitudes y procurarse una mayor suma de bienestar, brotaron el amor de la familia, el amor a la patria y el culto a la libertad; tres amores que la masonería quiere conservar, perfeccionar y perpetuar, por medio de la práctica de todas las virtudes de que es susceptible el corazón humano.

FIAT LUX. Naces, profano, como el primer hombre, a la admiración de las maravillas de la naturaleza. Vienes, como el ser primitivo, a ejercitar tu instinto, para defenderte de los monstruos que pueblan la tierra, para luchar contra los elementos, para procurarse alimentos adecuados, resguardarse del fuego y del agua, descansar de tus fatigas en el seno del hogar y tener quién te consuele en los últimos momentos. Naces a la luz de la
verdadera civilización, vienes al refugió seguro, donde no te alcanzaran  las persecuciones del vicio ni las sugestiones de la ignorancia.

Acabas de recibir el reflejo de la divina sabiduría, que iluminará, mientras vivas, el camino que ya puedes recorrer con pasos iguales, firmes y mesurados y que te acompañará, cuando cambies de forma, en todas las ulteriores manifestaciones de tú materia y de tu espíritu.

Hasta hoy no eras. Desde este momento eres. Aunque desaparezcas de nuestra vista, serás. Reconcentrarse en ti mismo, comprende toda la grandeza en ti mismo, comprende toda la grandeza de tu destino, y otra vez,  ¡Acabas de nacer!

Autor: Joaquín N. Aramburu, ritualista cubano
Gentileza del QH:.Camilo Condis



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