viernes, 11 de febrero de 2011

Tributo a Antonio de la Piedra


El más joven Gran Maestro de La Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M.
Por: Ernesto L. Ocaña Gallardo. 

   Cuando aún nuestra  patria sufría el látigo de la esclavitud del régimen español, viene al mundo, un 17 de Enero de 1885 en la casa de Jesús Peregrino nº 2, en C. de la Habana nuestro inolvidable Antonio de La Piedra.  Creció rodeado de afecto  familiar. Sus estudios secundarios los inició   en el colegio “San Anacleto”, donde se graduó de bachiller a los catorce años.  Ingresa mas tarde en la Universidad Nacional para estudiar la carrera de farmacéutico, y a los  dieciochos años obtiene el título de Doctor en esta materia.  De  su persona, dijo el destacado académico  René Lufriú “…de estatura alta, de complexión atlética, disimulada por su esbeltez y gentileza, tenía siempre cálida imponente sugestión. Llenaba con su presencia gallarda la sala, la tribuna, la calle… Sus cualidades intelectuales y morales sobre-excedían a sus condiciones físicas”.
Presintiendo la fugacidad de sus días se desentendió de las inútiles tentaciones del placer mezquino, fiestas mundanas o posiciones acomodaticias. El 8 de Diciembre de 1906 recibe la luz masónica en la logia “Hijos de América”, asciende a Compañero en Enero de 1907 y en Marzo de ese año es exaltado al grado de maestro.  Mientras que para muchos el triunfo  está en  satisfacer apetitos personales, practicar la caridad para  recibir el reconocimiento social, o desarrollar carreras de  títulos y sitiales, para Antonio de  la Piedra el triunfo consistía en  “…ponerle freno a las pasiones desdeñables, y captar en el alma la armonía de justicieros principios”… El 1º de Septiembre de 1913 se afilia a la Respetable Logia “Minerva”, que vio en él un guía  de  tal rectitud que lo asumió como Venerable Maestro durante seis años hasta 1920, que es electo como Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M.  Este mérito no lo recibe por  el triunfo de su  simpatía sobre los HH., ni por arrebatarle su nombre  a “Minerva”, fue el resultado  de su sacrificio y honrada entrega a la institución, pues  antes había fungido como: Gran 2º Diácono; Gran 1º Vigilante como miembro del Soberano Capítulo Rosa “Claudio Justo Vermay”, y presidente de la “Asociación de Beneficencia Masónica”; 2º Teniente Comendador del Consistorio Santiago.  El Supremo Consejo de Colón le otorga el grado treinta y tres. En el mundo social fue cofundador de la Cruz Roja Cubana por lo que recibió las más altas distinciones nacionales e internacionales;  es nombrado Inspector General del Cuerpo  Farmacéutico; Perteneció a la junta de Gobierno, como presidente  de la Sección de Agricultura, Industria y Comercio de la “Sociedad Económica de Amigos del País”.  Estos  son apenas algunos méritos.  El Ilustre H.·.  Piedra abandona su cuerpo enfermo un día 10 de Febrero de 1921. 

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