miércoles, 30 de mayo de 2012

Nuestro Cirilo Villaverde


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El 28 de octubre de 1812 vio la luz el destacado escritor y patriota cubano Cirilo Villaverde en el otrora ingenio  “Santiago”, aledaño al pequeño poblado de San Diego Núñez, éste  muy próximo a Bahía Honda, junto a las faldas de la cordillera de Guaniguanico en la provincia de Pinar del Río.

Fue el sexto de los hijos, del matrimonio del Dr. Lucas Villaverde, médico del ingenio, y de Doña Dolores. Las primeras letras las curso en San Diego Núñez, con el sacristán de ese pueblo. A los 8 años se traslada a la Habana, bajo la custodia de una tía por la vía paterna, donde cursó la primera enseñanza en la escuela de Antonio Vázquez y latín en el colegio del padre Morales, sitio donde pudo conocer al gran costumbrista José Victoriano Betancourt.

Cirilo realiza sus estudios superiores en el Seminario de San Carlos. Allí recibe las lecciones de filosofía de Francisco Javier de la Cruz y  las clases de latín del padre Pluma, además pudo disfrutar de las clases de ese gran educador que fue José Antonio Saco, el cual había sucedido en su cátedra al ese también excelso educador que fue Félix Varela. Por otra parte además estudió dibujo en la Academia San Alejandro. En 1834 recibió el título de Bachiller en Leyes y laboró en los bufetes del Dr. Córdoba y del Lic. Santiago Bombalier, pero mas tarde abandonó estas labores para dedicarse al magisterio y la literatura. El magisterio lo desempeñó en el Colegio Real Cubano y en el de Buenavista, ambos de La Habana, así como en La Empresa, de Matanzas. Comenzó a publicar en la revista “Miscelánea de útil y agradable recreo, en la que aparecieron sus novelas «El ave muerta», «La peña blanca», «El perjurio» y «La cueva de Taganana». Asistió a las tertulias literarias del critico y literato de origen venezolano Domingo Maria de las Nieves del Monte y Aponte y continuó publicando sus narraciones y trabajos críticos en diferentes publicaciones periódicas, como fueron Recreo de las Damas, Aguinaldo Habanero, La Cartera Cubana (editorial creada por Anacleto Bermúdez y su primo Vicente Antonio de Castro) y otras muchas.

A Villaverde la política le cautivaba, y la situación precaria de su patria le preocupaba. Hacia 1840 conoció al general de origen venezolano Narciso López con el que colaboró en sus actividades entre ellas la  conspiración denominada “La Mina de la Rosa Cubana”, originalmente planificada para el 24 de junio de 1848, en Trinidad y apoyada en Cienfuegos, Santi Spiritus y Santa Clara, en la que Villaverde estaba involucrado, respondiendo a su ya sólido sentimiento de nacionalidad cubana. La conspiración fue abortada  producto  de  una  delación  la cual, realmente  evitó  un  inútil  baño  de sangre, pues  paradójicamente no existían  las condiciones  para la  ejecución del alzamiento. Narciso López pudo escapar a Nueva York, mientras que Villaverde fue detenido y sentenciado a garrote vil, mas afortunadamente es conmutada la pena por la de diez años de prisión; de la que logra escapar entre el 31 de marzo y el 4 de abril de 1849; refugiándose  en la ciudad de Nueva York, en  la cual logra reunirse nuevamente con Narciso López, quien residía en la calle Howard No 39, en la parte baja de la ciudad de Nueva York. Reunidos una tarde con el general se hallaban, Miguel Teurbe Tolón y Villaverde. Acababan de llegar de la redacción del periódico «La Verdad» que dirigía este último.

-«Estamos conspirando contra el poder de España en Cuba, dijo López, y no tenemos bandera»

Y Tolón, realizó el diseño del nuevo pabellón.

Los tres departamentos los representaremos con listas azules en campo blanco, dijo López.

Y Tolón agregó: la unión y la fuerza quedarán representadas por un triángulo rojo.

Y Cuba -interrumpió Villaverde- será una estrella solitaria que pondremos en el triángulo.

Y mientras al amor de la lumbre; discutían el General y su Secretario si no era un contrasentido colocar una estrella en campo rojo, lo cual estaba -y está- en abierta oposición con las leyes de la heráldica, Tolón dibujaba la bandera que al día siguiente confeccionaba su prima y esposa: Sra. Emilia T. Tolón».



A inicio del 50 se funda una agrupación con el título de "Junta pública promovedora de los intereses políticos de Cuba", de la que fue nombrado como presidente Narciso López  mientras que  Villaverde fue su secretario, hasta la muerte de Narciso el primero de septiembre de 1851 luego del desastre de la expedición por la ciudad de Cárdenas.

En Nueva York fue colaborador y más tarde director del periódico separatista La Verdad. En Nueva Orleans publicó “El Independiente”. En 1854 pasó a Filadelfia. Allí se dedicó a la enseñanza del español y contrajo matrimonio con la activa conspiradora Emilia Casanova, en 1855 convirtiéndose ella, desde entonces, en su mejor colaboradora, tanto en los planes revolucionarios como en las labores literarias y docentes, a fines de ese año se trasladó a Nueva York, donde trabajó como profesor de español en el colegio de M. Peugne. Más tarde se dedicó a la enseñanza privada junto a su esposa en una escuela que juntos fundaron. En 1858, al amparo de una amnistía concedida por el gobierno español, viajó a La Habana residiendo en ella hasta 1860 en que regresó a Nueva York.

Desde el punto de vista literario en la novela y el cuento fue donde mas se destaco. Alguna de sus novelas son históricas y escribió pasajes descriptivos de Pinar del Río. Siempre con un toque de realismo. En si sus obras representan una dramatización sentimental de los asuntos del momento.

Acerca de su obra cumbre Cecilia Valdés, novela que el escritor demoró 43 años en culminarla, el  ilustre novelista español Don Benito Pérez Galdos le dice en carta fechada el 10 de agosto de 1883:

«- “Doy a usted un millón de gracias por el ejemplar que tuvo la bondad de enviarme de su hermosa novela “Cecilia Valdés”. He leído esta obra con tanto placer como sorpresa porque, a la verdad (lo digo sinceramente esperando no lo interpretará usted mal), no creí que un cubano escribiese una cosa tan buena. “Sin que pretenda yo pasar por competente en esta materia, debo manifestar a usted aquel acabado cuadro de costumbres cubanas honra el idioma en que está escrito.

"Por lo que de su obra se desprende, enormes diferencias separan el pensar de usted del mío en cuestiones de nacionalidad; pero esto no impide que le salude cordialmente como admirador y amigo suyo"».-



La actividad conspiradora de Villaverde, durante su exilio en los estados unidos, no culminó con la desaparición física de López ya que la misma continuo prácticamente hasta el final de su fructífera y larga vida batallando por la independencia de Cuba, escribiendo artículos, conspirando y preparando a los jóvenes exiliados, armado de la espada de su pluma y el fuego de sus palabras y sus ideas.

Un ejemplo de la actividad a favor de la revolución, por parte de Villaverde en exilio, fueron los contactos que sostuvo, junto a otros emigrados cubanos como fueron: Salvador Cisneros Betancourt, Cirilo Pouble, Enrique Trujillo y otros,  con nuestro Apóstol José Martí en los momentos en que éste ultimo ya se daba a conocer, como líder político indiscutible de la gesta emancipadora, en el temprano contexto de la Guerra Chiquita, en noviembre de 1882  con el objeto de organizar un centro revolucionario que prepare las condiciones para el traslado a Cuba de Antonio Maceo, Gómez, Crombet y otros jefes además de  recaudar fondos en las fábricas de tabaco con el fin de conseguir la libertad de José Maceo y otros. En dichos encuentros también es  analizado todo lo realizado hasta esa fecha, con los aciertos, dificultades y reveses que originaron el fracaso de la guerra Grande.

Enfermo y fatigado por el peso de los años, unido a una intensa actividad patriótica, nuestro Cirilo Villaverde se rinde ante la muerte el 24 de octubre de 1994 en la Ciudad de Nueva York a tan solo 4 días de cumplir 82 años de fecunda vida literaria y conspirativa ante los ojos de su fiel colaboradora y compañera Emilia Casanova.

Acerca de su deceso dijo nuestro José Martí en una  crónica publicada en “Patria” en 1894:

«“Ha muerto tranquilo, al pie del estante de las obras puras que escribió, con su compañera cariñosa al pie, que jamás le desamó la patria que él amaba, y con el inefable gozo de no hallar en su conciencia, a la hora de la claridad, el remordimiento de haber ayudado, con la mentira de la palabra ni el delito del acto, a perpetuar en su país el régimen inextinguible que lo degrada y ahoga” ».

1.1      Bibliografía consultada.


  1. Cirilo Villaverde. http://es.wikipedia.org/wiki/Cirilo_Villaverde.
  2. Villaverde en Vueltabajo. Por Lic. Pedro Luis Hernández Pérez y Lic. Jorge Freddy Ramírez Pérez. http://www.somosjovenes.cu/index/semana11/vinvillaverd.htm.
  3. Cirilo Villaverde. Nestor Carbonel. http://www.guije.com/libros/proceres/villaverde/index.htm.
  4. Cirilo Villaverde. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/villaverde.htm
  5. Cirilo Villaverde por José Martí. http://www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/marti/proceres/villaverde.htm -
  6. Cirilo Villaverde. http://www.pinarte.cult.cu/gerardo_ortega/html/figuras_pinarenas/villaverde.htm
  7. Conspiraciones de 1823 y 1848 en Trinidad. http://www.guije.com/pueblo/municipios/vtrinidad/historia/c1823.htm
  8. De 1849 a 1867. http://www.galeon.com/cienfuegoscuba/De1849a1867.htm
  9. Gaspar Betancourt Cisnero. http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/hijos_ilustres/gaspar_betancourt_cisneros.asp
  10. Emilia Casanova. http://efemerides.cuba.cu/index.php?mes=03&dia=04.
  11. Emilia Casanova. Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta. http://www.guije.com/libros/patriotas/casanova/index.htm.
  12. Em memórias de Cirilo Villaverde. Gina Picart. http://www.habanaenlinea.cu/mihabana/especiales/gina_picart/28.html.
  13. José Martí1853-1895. Cronología. http://www.radionuevitas.co.cu/2008/01/27/jose_marti_cronologia_5.asp.
  14. Miguel Teurbe Tolón brilla en el Parnaso matancero. Por Reinaldo Gonzalez Villalonga. http://www.giron.co.cu/Sociales/Miguel%20Teurbe%20Tolon%20brilla%20en%20el%20Parnaso%20matancero.html
  15. La trascendencia de crear el Partido. Por Raúl Rodríguez. http://www.elhabanero.cubaweb.cu/2007/abril/nro1877_abr07/hist_07mar531.html.
  16. La bandera cubana y el album de Manzanillo. Por Delio G. Orozco. http://www.enciclopedia-manzanillo.cu/17/2/index.htm.
  17. Bandera de Cuba. Por Francisco J. Ponte Domínguez. http://www.vcl.jovenclub.cu/prov/adultomayor/docs/m5/
Por Luis A. Brown M:.M:.


Napoleón Bonaparte. Parte de su legado


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Napoleón Bonaparte Nació en Ajaccio, isla de Córcega el 15 de agosto de 1769, un año después que esta isla pasara del dominio de Italia al de Francia. Fue el segundo de los ocho hijos de Carlos Bonaparte y Letizia Ramolino, miembros ambos de la pequeña burguesía corso-italiana. Su padre trabajaba como abogado y luchó por la independencia de Córcega y después de que los franceses ocuparan la isla en 1768, ejerció como fiscal y juez e ingresó en la aristocracia francesa con el título de conde.

Gracias a la influencia de su padre, la formación de Napoleón en Brienne y en la Escuela Militar de París estuvo subvencionada por el propio rey Luis XVI. Terminó sus estudios a los 16 años y sirvió en un regimiento de artillería con el grado de teniente.

Ya iniciada la Revolución Francesa, pasó a ser teniente coronel de la Guardia Nacional corsa (1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su independen

cia en 1793, Bonaparte, decididamente partidario del régimen republicano, huyó a Francia con su familia. Allí fue nombrado jefe de artillería del ejército encargado de la reconquista de Tolón, una base naval alzada en armas contra la República con el apoyo de Gran Bretaña (que junto a Prusia, Austria, Holanda y España, tras la declaración de guerra francesa a ésta última, habían constituido la Primera Coalición contra Francia en 1793). Reemplazó a un general herido, y, distribuyendo hábilmente sus cañones, expulsó del puerto a las naves británicas y reconquistó finalmente esta posición. Como recompensa por su acción Bonaparte fue ascendido a general de brigada a la edad de 24 años. En 1795 salvó al gobierno revolucionario restableciendo el orden tras una insurrección realista desatada en París. En 1796 contrajo matrimonio civil con Josefina de Beauharnais, viuda de un aristócrata guillotinado durante la Revolución y madre de dos hijos.

Acerca de la filiación masónica de Napoleón no hay ningún documento histórico que lo atestigüe, mas sí se afirma que sus hermanos lo fueron y que incluso uno de ellos, José Bonaparte fue Gran Maestro y que por otra parte él fue protector de dicha Orden.

Como otros grandes personajes históricos, Napoleón fue un hombre muy influenciado por la época que le toco vivir, en este sentido, estuvo condicionado por la sociedad en la que vivió, aunque su singularidad y sus dotes personales, le permitieron explotar al máximo las oportunidades que la situación ofrecía a quien, como él, fuese un joven militar ambicioso en una Francia en expansión y que a la vez deseaba encalmar la Revolución.

Denigrado por unos y engrandecido por otros, (sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo (Le Petit Caporal), en tanto que los ingleses se referían a él con el despectivo Bonny y las monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal. En el fondo es común que todos, aquellos que se hayan adentrado en el conocimiento de su vida, sientan cierta admiración hacia este pequeño corzo que ha ocupado uno de los sitios más importantes que se ha podido labrar en los libros de Historia.

Comandó campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores guerras conocidas hasta entonces en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos hasta entonces todo lo cual le sirvió para crear sobre él todo un mito acerca de sus cualidades como estratega.

Tras su ascenso al poder, la figura de Napoleón fue oportunamente ensalzada por la historiografía militar oficial, mientras egolatría se manifestaba con un intenso culto, hacia él, a través del Catecismo imperial, la fiesta de San Napoleón (el 15 de agosto, en lugar de la Asunción) o las múltiples acciones de gracias (que incluían un Te Deum anual conmemorativo del triunfo de Austerlitz) y proliferaban las representaciones pictóricas de Napoleón, como héroe conquistador o como majestuoso emperador. Por otra parte se dice que el acto de su coronación como emperador y de su esposa Josefina como emperatriz, el 2 de Diciembre de 1804 fue ejecutado por él mismo y no por el Papa en propiedad, Pío VII, aunque este ultimo se encontraba en la ceremonia, como era usual en esa época.

Napoleón es recordado más por sus dotes como estratega que por su gobierno ilustrado, mas por encima del mito que pueda existir sobre su persona, es importante conocer cuál fue el significado real de la época napoleónica, qué legado, ideológico y material, dejó a la posteridad.

Podría parecer, a la vista de la rápida reposición de las viejas monarquías conservadoras europeas y del clima de reacción que se instaló en Europa a partir después de su definitiva derrota en Waterloo el 18 de junio 1815, que los actos napoleónicos, y por extensión el mismo período revolucionario, fueron episodios tan espectaculares como poco consistentes. Pero es una impresión engañosa ya que, tanto en el ámbito territorial y político como en el terreno administrativo, fiscal o jurídico, así como en el de las relaciones sociales, perduraron las huellas dejadas por la época revolucionaria y napoleónica.

No obstante la caída del imperio francés, lo cual devolvió a Francia sus  dimensiones antes del

mismo, se introdujo cambios sensibles respecto a la situación prerrevolucionaria de los estados  que lo componían: además de cuestiones de detalle (como las incorporaciones a Francia del condado papal de Avignon o enclaves fronterizos en Alsacia y Lorena), una considerable simplificación del mapa alemán, la reunión de las Provincias Unidas y de los antiguos Países Bajos austriacos en un único estado (el reino de los Países Bajos) y el reconocimiento de buena parte de las adquisiciones coloniales británicas conseguidas en las guerras con Francia.

Más que un retorno a 1789, la caída del Imperio fue para las potencias vencedoras (Gran Bretaña, Rusia, Austria y Prusia) la ocasión de rehacer en su provecho las fronteras europeas y coloniales. En el terreno político, junto a la restauración de las monarquías absolutas (como los Borbones españoles y napolitanos) se produjo la aceptación de los principios constitucionales, tanto en el caso francés (en forma de Carta otorgada por el monarca) como, de manera más clara, en el reino de los Países Bajos.

Aparte de sus muy conocidas proezas militares, Napoleón también es considerado por algunos como un «monarca iluminado» por su extraordinario talento y capacidad de trabajo. A el se debe el establecimiento del Código Napoleónico o Código Civil Francés, el cual es uno de los más conocidos códigos civiles del mundo. Denominación oficial que en 1807 se dio al hasta entonces llamado Código Civil de los franceses, aprobado por la Ley de 24 de marzo de 1804 y todavía en vigor, aunque con numerosas e importantes reformas. Creado por una comisión a la que le fue encomendada la recopilación de la tradición jurídica francesa, dio como resultado la promulgación del "Code civil des Français" el 21 de marzo de 1804, durante el gobierno de Napoleón Bonaparte.

Este código fue ideado con el fin de dotar a todas las provincias de las mismas leyes civiles. Su realización fue confiada a cuatro juristas: Bigot de Prèameneau, Tronchet, Portalis y Maleville.Expone los grandes logros de la Revolución: Libertad individual, Libertad de trabajo, Libertad de conciencia, y Laicismo de Estado; pero además Estipula la abolición del régimen feudal, haciendo imposible su resurrección.

En el terreno de las ideas, la época napoleónica también contribuyó a diseminar la semilla del liberalismo y del nacionalismo procedente de la Revolución Francesa. También aquí la aportación napoleónica resultó paradójica en la medida en que no fue solamente la aplicación de estas ideas en las áreas de influencia lo que aseguró su difusión, sino la reacción suscitada por el comportamiento del régimen napoleónico a la hora de hacer efectivos estos principios, lo que facilitó el arraigo de los mismos. Pero tampoco conviene exagerar la influencia francesa en la gestación de unas corrientes que también bebían de otras fuentes: en el caso del liberalismo, la corriente anglosajona, en la doble vertiente norteamericana y británica, pues no hay que olvidar que la Revolución americana había precedido a la francesa, y que en Inglaterra existía un régimen constitucional peculiar, cuyo origen se remontaba a la segunda mitad del siglo XVII, y una corriente partidaria de la ampliación de las libertades políticas vinculada a la burguesía de confesión religiosa disidente; en el caso del nacionalismo, junto al filón revolucionario francés, el de la nación como conjunto de ciudadanos libres y soberanos, también existía la veta de origen alemán, la del "volkgeist" de los filósofos e intelectuales románticos de fines del siglo XVIII, idealista y apegada a las tradiciones lingüísticas y culturales.

En Francia, la obra de reforma institucional napoleónica estuvo lejos de abolirse en su totalidad.

Aparte del Código Civil perduraron, otras líneas maestras como: la división  departamental, con

la centralización administrativa que comportaba; la reforma fiscal; el Concordato y la organización de la enseñanza. Pero también en otros estados europeos el impulso de nacionalización y centralización de sus instituciones debió mucho al periodo napoleónico, a las reformas que los gobernantes de las áreas sujetas a la influencia del Imperio introdujeron o a las que, en busca de la propia supervivencia como estado, otros gobernantes se vieron obligados a implantar.

El caso de Prusia es significativo en este último sentido: la situación limite a que se había visto abocada tras las derrotas de 1806 y la paz de Tilsit (1807) propicio la puesta en practica de unas reformas que, sin poner en peligro sus bases sociales, permitieran, en un primer momento, afrontar las exigencias económicas de los franceses y, más adelante, oponerse con éxito a ellos; la transformación del viejo ejercito de Federico el Grande fue, como ya vimos, parte de este proceso; pero también se incluyen en los cambios en la estructura de gobierno y en la administración local, que mejoraron su funcionamiento aunque sin introducir mecanismos importantes de representatividad, modestos --y pasajeros-- esfuerzos por implantar un impuesto sobre la renta y una contribución agraria que acabasen con el privilegiado tratamiento de la nobleza, y una abolición de la servidumbre (edicto de 1807 y posterior regulación en 1811) que, a juicio de la reciente historiografía alemana, supuso, además de la eliminación de

los vínculos de dependencia, el acceso a la propiedad de una parte importante del campesinado, a pesar de la interpretación restrictiva que se introdujo en 1816, cuando ya no era necesaria la colaboración campesina en la guerra.

Los efectos de la reforma institucional repercutieron sobre las sociedades de forma a veces más duradera que la propia pervivencia de las instituciones. De manera general, podría decirse que sentaron las bases de la sociedad del siglo XIX: unas clases propietarias en las que las diferencias entre la vieja nobleza y la burguesía se estaban difuminando, unas distinciones basadas más en la fortuna --en la propiedad-- que en los privilegios, un marco propicio para el desarrollo de la iniciativa privada y la economía de mercado, dentro del cual se desarrollaría el proceso de industrialización.

El mismo Napoleón aprovechó su destierro para contribuir a su propia leyenda, al presentarse en las conversaciones con Las Cases (publicadas póstumamente en 1823 con el título de Memorial de Sainte-Hélène) como defensor de los principios de 1789, partidario del liberalismo y de la libertad de los pueblos y obligado a entrar en continuas guerras por la coalición de las potencias reaccionarias. En lo sucesivo, los actos napoleónicos quedaron mitificados como una época dorada, en la que la grandeza de la nación francesa se acompañó de la prosperidad de quienes vivían en ella.

La influencia de Napoleón sobre Francia puede apreciarse incluso hoy en día. Los monumentos en su honor se encuentran por doquier en París; el más señalado es el Arco del Triunfo, situado en el centro de la ciudad y erigido para conmemorar sus victoriosas campañas.

Su abdicación y posterior deportación a la isla de Santa Elena, situada en medio del Atlántico sur, entre las costa de Brasil y Angola y a unos 1930 Km al oeste de las costas de esta ultima,, no acabaron con la exaltación napoleónica. Al contrario, las tristes condiciones de su confinamiento y presunta muerte por envenenamiento, unidas a las difíciles circunstancias económicas de la Francia de los primeros años de la Restauración y a los temores que despertaba el revanchismo de los realistas, dieron pie a que se propagase la leyenda napoleónica a través de los relatos de los veteranos de las campañas militares y de muchos escritores románticos.

Más allá de la muerte física del Emperador, ocurrida el 5 de mayo de 1821 en la pequeña isla de Santa Elena, sobrevivía su leyenda, capaz todavía de movilizar a sus compatriotas décadas mas tarde, y, lo más importante, sobrevivieron buena parte de las reformas que había transformado a Europa y de los ideales que las inspiraron. La herencia napoleónica, la herencia de la Revolución y del Imperio, cualquiera que sea la valoración que merezca, sin lugar a dudas marcó profundamente la historia contemporánea.

1.1      Bibliografía consultada


  1. Biografias. Napoleón Bonaparte. http://sobrehistoria.com/biografias-napoleon-bonaparte-1769-1821/.
  2. Napoleón Bonaparte. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.
  3. Corcega. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.
  4. El legado napoleónico.. http://latam.msnusers.com/SoloNapoleon/tupginaweb2.msnw
  5. La génesis del héroe bastardo. Por Francisco Domínguez Gonzalez. http://www.um.es/tonosdigital/znum12/secciones/Estudios%20H-Heroe%20bastardo.htm.
  6. Biografía: Napoleón Bonaparte (1769-1821), emperador de los franceses (1804-1815). www.vidasdefuego.com/napoleon.htm
  7. Santa Elena. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.
Por Luis A. Brown m:.m:.


Aproximación a las causas del orígen de la revolución francesa


Por S.V.P. Luis Alberto Brown.


imagen que identifica la revolución de 1789



Motivado por las largas guerras emprendidas durante el reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV mas las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra Francesa e India de 1754 a 1763 y el aumento de la deuda generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra de la Independencia estadounidense 1775-1783, el Estado francés había sufrido periódicas crisis económicas caracterizada por: Un aumento de los gastos del Estado; disminución de los precios agrícolas con el consiguiente descenso de los beneficios para los terratenientes y los campesinos, y una escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución; unida a una inmanejable deuda del estado la cual fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero, no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Todo esto originó un odio creciente contra el absolutismo monárquico, exacerbado por el resentimiento hacia el sistema feudal por  la emergente clase burguesa con un poder económico cada vez más grande y fundamental en la economía de la época.

Acerca de lo concerniente a la guerra en las Colonias Británicas de Norteamérica, recordemos que el insigne patriota norteamericano Benjamín Franklin viajó a Francia en busca de apoyo para continuar la campaña contra las tropas británicas. Antes allí había sido nombrado Representante Oficial Estadounidense en 1775 y en 1778 firmó un Tratado de Comercio y Cooperación que, a la postre, dio razón a la Gran Bretaña para que declarara la guerra a los franceses. Por otra parte Marie Joseph Motier, marqués de La Fayette, militar y político francés, luchó en el bando de los rebeldes de las colonias durante la guerra de la Independencia estadounidense y, más tarde, desempeñó un importante papel en la Revolución Francesa. La Fayette regresó a su país y permaneció allí durante seis meses a fin de conseguir ayuda económica y militar para los rebeldes de las colonias. Volvió a Norteamérica en 1780 y tomó parte en la campaña de Virginia, que concluyó con la rendición en Yorktown del general británico Charles Mann Cornwallis, en 1781. La Fayette regresó a Francia ese mismo año. En su tercera visita a Estados Unidos en 1784, se le recibió con honores de héroe.

Tengamos en cuenta que el periodo en que se gestó la Revolución francesa, transcurrió en el llamado  Siglo de las Luces o Ilustración, término  utilizado  para describir las  tendencias en el pensamiento y la literatura en Europa y en toda América durante este siglo XVIII. La frase fue empleada con mucha frecuencia por los propios escritores de este periodo, convencidos de que emergían de siglos de oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad. En este periodo son abarcadas las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet. No obstante, otra base importante fue la confianza engendrada por los nuevos descubrimientos en ciencia, y asimismo el espíritu de relativismo cultural fomentado por la exploración del mundo no conocido.

De acuerdo con la filosofía de Locke, los autores del siglo XVIII creían que el conocimiento no es innato, sino que procede sólo de la experiencia y la observación guiadas por la razón. A través de una educación apropiada, la humanidad podía ser modificada, cambiada su naturaleza para mejorar. Se otorgó un gran valor al descubrimiento de la verdad a través de la observación de la naturaleza, más que mediante el estudio de las fuentes autorizadas, como Aristóteles y la Biblia. Aunque veían a la Iglesia —especialmente la Iglesia católica— como la principal  fuerza  que había esclavizado  la inteligencia  humana en el pasado, la mayoría de los pensadores de la Ilustración no renunció del todo a la religión.

Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una actitud, un método de pensamiento. De acuerdo con el pensamiento del filósofo Immanuel Kant, el lema de la época debía ser -“atreverse a conocer”-. De esta forma surgió un deseo de reexaminar y cuestionar las ideas y los valores recibidos, de explorar nuevas ideas en direcciones muy diferentes.

El filósofo, político y jurista Charles-Louis de Montesquieu, uno de los primeros representantes del movimiento, empezó a publicar varias obras satíricas contra las instituciones existentes, así como su monumental estudio de las instituciones políticas, El espíritu de las leyes (1748).

Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses fue Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido por sus prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que popularizó la ciencia y la filosofía de su época, y por su voluminosa correspondencia con escritores y monarcas de toda Europa. Gozaron de prestigio las obras de Jean Jacques Rousseau, cuyo Contrato social (1762), el Emilio, o la educación (1762) y Confesiones (1782) tendrían una profunda influencia en posteriores teorías políticas y educativas y sirvieron como impulso literario al romanticismo del siglo XIX. La Ilustración fue también un movimiento cosmopolita y antinacionalista con numerosos representantes en otros países. Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare Beccaria en Italia y Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las colonias británicas mantuvieron un estrecho contacto con los ilustrados franceses, pero fueron importantes exponentes del movimiento. La Ilustración penetró tanto en España como en los dominios españoles de América.

En la década de 1770 los escritores ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y económicas. De mayor importancia en este aspecto fue la experiencia de la guerra de la Independencia estadounidense (en las colonias británicas). A los ojos de los europeos, la Declaración de Independencia y la guerra revolucionaria anunciaron que, por primera vez, algunas personas iban más allá de la mera discusión de ideas ilustradas y las estaban aplicando. Es probable que la guerra alentara los ataques y críticas contra los regímenes europeos existentes.

Por otra parte los defensores de la aplicación de reformas fiscales, sociales y políticas reclamaban, insistentemente la satisfacción de sus reivindicaciones durante el reinado de Luis XVI. En agosto de 1774, este rey nombró controlador general de Finanzas a Anne Robert Jacques  Turgot,  un  hombre  de  ideas  liberales,  que  implantó  una  política  rigurosa  en  lo referente a los gastos del Estado. No obstante, la mayor parte de su política restrictiva fue abandonada al cabo de dos años y Turgot se vio obligado a dimitir por las presiones de los sectores reaccionarios de la nobleza y el clero, apoyados por la reina, María Antonieta de Austria. Su sucesor, fue el financiero y político Jacques Necker como controlador general de Finanzas de Francia. Sus primeras medidas tuvieron dos claros propósitos: conseguir establecer un sistema fiscal caracterizado por una capitación más equitativa y lanzar un crédito público que fundara la deuda nacional francesa. En 1781 completó su Informe al Rey, en el que realizó un profundo análisis de la situación económica de Francia. Poco después, ese mismo año, Luis XVI le obligó a dimitir. Fueron varias las causas de su destitución. El rey no aprobaba la confesión de su ministro. Además, Necker se había ganado la antipatía de la reina María Antonieta, a la cual había reprendido por los gastos que, para el Estado, suponían sus constantes extravagancias. El tercer detonante de su caída en desgracia fue la oposición de los sectores sociales más poderosos, la corte y la nobleza, que no estaban dispuestos a aceptar su proyecto de reforma de la hacienda francesa, a partir de un sistema tributario que incluyera a esas clases privilegiadas. Por supuesto Necker tampoco consiguió realizar grandes cambios antes  de abandonar  su  cargo en 1781. Sin  embargo,  fue  aclamado  por el  pueblo por hacer

público un extracto de las finanzas reales en el que se podía apreciar el gravoso coste que suponían para el Estado los estratos sociales privilegiados. La crisis empeoró durante los años siguientes. En este orden de cosas, el pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales. Los Estados generales fue un cuerpo legislativo integrado por miembros de los tres grupos, o estratos, de la sociedad de entonces: la nobleza, el clero y el pueblo (este último también llamado el tercer estado) el cual se constituyó por primera vez en 1302 (convocados por Felipe IV). El poder del que gozaron durante los siglos XIV y XV fue declinando paulatinamente y desde 1614 hasta 1789 no se reunieron más. Ese último año fueron convocados por Luis XVI en un desesperado intento por hacer frente a la crisis financiera en que estaba sumida Francia inmediatamente antes del estallido de la Revolución Francesa.

Aunque los diputados debían pertenecer al estado llano en principio, en ocasiones también eran elegidos candidatos de los otros estamentos; así, en 1789 el abate Emmanuel Joseph Sieyès, un clérigo radical, fue elegido diputado del tercer estado por el distrito de París.

En 1789 fue muy criticada la circunstancia de que los Estados Generales estuvieran divididos en tres estamentos o estratos. Así lo señaló Sieyès en 1889 en su escrito anónimo -¿Qué es el tercer estado?-, en el que argumentaba que las antiguas distinciones entre clero, nobleza y tercer estado resultaban ya irrelevantes. Recomendó que este grupo, que proporcionaba toda la riqueza y talento de la nación, se constituyera como asamblea nacional y se abolieran los privilegios de la nobleza y el clero.

Así en junio de 1789, el tercer estado, al que se sumaron algunos miembros del clero, como fue el propio Sieyès, y de la nobleza, prácticamente comenzó la Revolución al desafiar al rey y erigirse en Asamblea Nacional el 17 de junio de 1789 donde se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional y ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. Luis XVI, decidió reestablecer su autoridad ante una sesión conjunta de los Estados Generales. Cuando los diputados del tercer estado llegaron al palacio de Versalles el 20 de junio, encontraron su cámara cerrada. La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde ésta se estaba reuniendo. Los asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la aristocracia acostumbraba a jugar el juego de la pelota, conocido como “Jeu de paume”. Allí es donde procedieron con lo que se conoce como el «Juramento del Juego de la pelota» el 20 de junio de 1789, prometiendo no separarse hasta tanto dieran a Francia una nueva constitución. La mayoría de los representantes del clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47 miembros de la nobleza. El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la predisposición al amotinamiento del propio Ejército real y el 27 de junio, ordenó a la nobleza y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional.

 Luis XVI cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos  leales se concentraran en París y Versalles pero los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma «Asamblea Nacional Constituyente».

El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores, despidió al ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Ya al dia siguiente gran parte del pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta  rebelión. Algunos de los  militares  se  mantuvieron  neutrales, pero otros se unieron al pueblo.

El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si bien sólo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo lo que resultaba despreciable en el antiguo régimen. Retornando al Ayuntamiento, la multitud acusó al Alcalde Jacques de Flessilles de traición, siendo ejecutado.

Con la Toma de la Bastilla comienza el proceso político y social que marcó el final definitivo del Absolutismo y con él al Feudalismo como sistema sociopolítico, emergiendo así un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en Francia y en otros países europeos influyendo de igual manera en las naciones emergentes del nuevo mundo. A partir de este cambio en las relaciones sociales se comenzó a aplicar las ideas del liberalismo político, derivadas de la Ilustración: ciudadanos iguales ante la ley (derechos y deberes), el constitucionalismo, la separación de poderes, la soberanía nacional, el sistema representativo, como una nueva manera de relación entre los ciudadanos y los que detentan el poder.



1.1      Bibliografía consultada.


1.    Revolucion Francesa. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

2.    Revolucion francesa. http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_Francesa -

3.    Maximilien de Robespierre. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

4.    Charles de Montesquieu. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

5.    Marie Joseph Motier, marqués de La Fayette. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

6.    Clero. http://es.wikipedia.org/wiki/Clero -

7.    Nobleza. http://es.wikipedia.org/wiki/Nobleza.

8.    Tercer estado. http://es.wikipedia.org/wiki/Tercer_estado.

9.    Siglo de las Luces. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

10.  Ilustración. http://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n.

RH:. Benjamín Franklin


Trabajos presentados en el boletín del Consistorio Santiago N.1  Cuerpo subordinado al Sup:.Consejo del 33º para la República de Cuba


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Han transcurrido 302 años en que el insigne político, inventor, escritor, místico, masón y patriota norteamericano, Benjamín Franklin, vio la luz un 17 de enero en el año 1706 en la ciudad de Boston, capital de la entonces colonia inglesa de Massachussets, período en el que ese puerto atlántico contaba escasamente con unos cinco o seis mil habitantes,  siendo Benjamín el decimoquinto hijo de un total de diecisiete hermanos (cuatro medio hermanos de padre y el resto hermanos de padre y madre). Su formación se limitó a estudios básicos en la South Grammar School, desde los 8 hasta los diez años y hasta los 12 años trabajó ayudando a su padre en la fábrica de velas y jabones de su propiedad. Tras buscar satisfacción en otros oficios como: marino, carpintero, albañil, tornero empezó a trabajar como aprendiz en la imprenta de su hermano, James Franklin. Por indicación de éste último, escribe sus dos únicas poesías, "La tragedia del faro" y "Canto de un marino cuando se apresó al famoso pirata conocido por Barbanegra". Desde muy niño, Franklin fue un apasionado por la lectura, leyó muchísimas obras de reconocidos autores, especialmente de carácter filosófico y de contenido político-social las que  tuvieron gran influencia en algunos acontecimientos futuros de su vida. Era tanta el entusiasmo por la lectura, que el dinero que ganaba, en ese momento histórico, lo invertía en libros.

En 1723, y tras una disputa, se separa de su hermano James, quien criticó la intolerancia de los presbiterianos de Massachussets en su periódico, por lo que fue arrestado por un mes y la publicación clausurada, le hacen separarse del trabajo y decide viajar a Filadelfia, ciudad progresista y en pleno desarrollo, y capital de la Pensilvania colonial. En esta ciudad trabaja como impresor algún tiempo. Luego conoció a William Keith, gobernador de Pensilvania, el cual le recomienda viajar a Gran Bretaña para completar su formación como impresor y comprar el equipo necesario para fundar su propia imprenta en Filadelfia. El joven Franklin siguió su consejo y llegó a Londres en diciembre de 1724. Pronto encontró empleo en dos de las más destacadas imprentas de Londres, Palmer's y Watt's y comenzó a ser reconocido en los ambientes literarios y editoriales londinenses.

En octubre de 1726 regresó a Filadelfia y al año siguiente, organizó un grupo de debate denominado «The Junto» que  más  tarde  se convertiría  en  la Sociedad Filosófica de Estados Unidos. En septiembre de 1729 compró la Pennsylvania Gazette, un semanario vulgar que se convirtió en un periódico entretenido e informativo con su estilo ingenioso y su juiciosa selección de noticias.

El 1 de septiembre de 1730, Franklin contrae nupcias con Deborah Read, con quien tuvo dos hijos: Francis nacido en el 1732 y Sarahen 1743  pero antes teniendo a un hijo extramatrimonial llamado William en 1731(que se especula lo tuvo con la misma Deborah y lo mantuvieron oculto para proteger su honor ya que aun no se habían casado). También para esta época se supone fue iniciado en la Francmasonería, probablemente cuando estuvo en Londres pero sin embargo, algunos investigadores como Américo Carnicelli y Ridley señalan que fue iniciado en la Logia de Filadelfia, donde Benjamín Franklin llegó a ser su Gran Maestre. Asimismo, la Masonería americana considera la Logia de Filadelfia como su primera Logia Madre. Un año más tarde el propio Franklin, imprimirá el libro de «Las Constituciones de Anderson», que es considerado como el primer libro de carácter Masónico publicado en América.

La tolerancia, que en las Logias inglesas eran sólo un principio de orden interno, pasó en las americanas a ser un valor extensible a toda la sociedad. Hay que aclarar que no todas las Logias participaron del lado de los rebeldes en la guerra de independencia. Está históricamente demostrado que sólo las más antiguas tomaron partido por los insurrectos, mientras que las fundadas inmediatamente después de iniciarse el conflicto, lo hicieron a favor de los ingleses.

Franklin no solo se desempeño como impresor y escritor sino que fue un connotado inventor y apasionado de las ciencias. Su afición por los temas científicos comenzó a mediados de siglo, y coincidió con el comienzo de su actividad política. Estuvo claramente influenciado por científicos coetáneos como Isaac Newton, o Joseph Addison (especialmente sus obras Ensayo sobre el entendimiento de Locke y El Espectador). En 1743 es elegido presidente de la Sociedad Filosófica Estadounidense.

A su ingenio se atribuye la invención del Odómetro, el cual ataba a su carruaje para contar la distancia recorrida; introdujo un “método para mejorar la pavimentación e iluminación de las calles”; ideó “sistemas para controlar el exceso de humo de las chimeneas” y alrededor de 1744 inventó la “Estufa de Hierro Franklin o Franklin Stove”, que producía más calor con menos combustible. En 1747 inició sus “experimentos sobre la electricidad”. Adelantó una posible teoría de la “Botella de Leyden”. Inventó el “Pararrayos” y presentó la llamada “Teoría del fluido único” para explicar los dos tipos de electricidad, positiva y negativa, vocablos estos que conjuntamente con el de “conductor y el de pila”, son aportes de este gran Hermano Masón que entran a enriquecer el vocabulario científico.

Algo de destacar es que Franklin padecía deficiencia visual y utilizaba anteojos para leer; y para ver de lejos; se cansó de tener que quitárselos y ponérselos, entonces decidió buscar una manera de hacer que sus anteojos le permitieran ver de cerca y de lejos. Al tener dos pares de lentes cortados a la mitad, colocó una mitad de cada uno de los lentes en un solo marco, lo cual dio como resultado lo que hoy conocemos como “lentes bifocales”.

En reconocimiento a sus logros científicos, recibió títulos honorarios de las universidades de Saint Andrews y Oxford. De igual manera fue elegido miembro de la Sociedad Real de Londres y en 1753 fue galardonado con la Medalla Copley por sus destacadas contribuciones a la ciencia experimental. Franklin ejerció también gran influencia en el campo de la Educación, siendo determinantes sus escritos para la fundación, en 1751, de la Academia Filadelfia, que más tarde se convertiría en la Universidad de Pensilvania. Estudió también las corrientes oceánicas calientes de la costa Este de Norteamérica, siendo el primero en describir la “Corriente del Golfo”.

En 1756 fue elegido  miembro  de  la  prestigiosa Royal Society,  y en 1772 la Academia  de las Ciencias de París le designó como uno de los más insignes científicos vivos no franceses.

Ben, como era llamado por sus amigos, tuvo una actividad política intensa en su época y fue destacada su actividad en el proceso de independencia de las 13 Colonias. Influyó en la redacción de la “Declaración de Independencia de las 13 Colonias” el 4 de julio de 1776, donde nueve de los 13 firmantes eran masones (Ellery, Franklin, Hancock, Hewes, Hooper, Paine, Stockton, Walton y Whipple), ayudando en estos menesteres a Thomas Jefferson y John Adams. Idéntica condición compartían nueve de los trece delegados que rubricaron los artículos de la nueva Confederación (Adams, Carroll, Dickinson, Ellery, Hancock, Harnett, Laurens, Roberdau y Bayard Smith), así como los trece firmantes de la Constitución estadounidense (Bedford, Blair, Brearley, Broom, Carroll, Dayton, Dickinson, Franklin, Gilman, King, McHenry, Paterson y Washington). Casi todos los congresistas que ratificaron dichos acuerdos eran igualmente miembros de la Masonería, lo mismo que la gran mayoría de los mandos del Ejército Republicano que combatió a las Tropas Realistas de la Metrópoli Inglesa.

Viajo a Francia en busca de apoyo para continuar la campaña contra las tropas británicas. Antes allí  fue nombrado Representante Oficial Estadounidense en 1775, firmó un Tratado de Comercio y Cooperación (1778) y alcanzó el cargo de Ministro para Francia (1779).

Contribuye al fin de la Guerra de Independencia, con la firma del Tratado de París el 3 Septiembre de 1783. A partir de ahí, contribuyó a la redacción de la Constitución estadounidense la cual fue firmada el 17 de Septiembre de 1787.

En 1785 fue elegido Gobernador de Pensilvania, y se dedicó de pleno a la construcción de la Nación Norteamericana. En 1787 comenzó a destacar su carrera como abolicionista, siendo elegido Presidente de la “Sociedad para Promover la Abolición de la Esclavitud”, en el inicio más precoz de un largo proceso que desembocaría en la “Guerra de Secesión”.

Su fama como científico le sirvió para ser elegido por el monarca francés Luis XVI para investigar los hallazgos del médico y místico austriaco Franz Anton Mesmer y el fenómeno del magnetismo animal. En marzo de 1785 renunció a su cargo en Francia para regresar a Filadelfia, donde fue elegido inmediatamente Presidente del Consejo Ejecutivo de Filadelfia para el periodo de 1785 a 1787.

Al rubricar la Constitución el 17 de Septiembre de 1787, Franklin se convirtió en el único Padre y Fundador en firmar los cinco documentos que establecen la Independencia Estadounidense: La Declaración de Independencia, El Tratado de Concordia y Comercio con Francia, El Tratado de la Alianza con Francia, El Tratado de Paz con Gran Bretaña y La Constitución de los Estados Unidos de América.

Profundamente interesado en proyectos filantrópicos, uno de sus últimos actos públicos fue firmar una petición al Congreso, el 12 de Febrero de 1790, como Presidente de la Sociedad Abolicionista de Pensilvania, instando a la abolición de la esclavitud y la supresión del comercio de esclavos. Dos meses más tarde, el 17 de Abril de ese mismo año, desde su hogar en Filadelfia, este gran Masón, pensador, científico, político, diplomático, escritor y literato, Benjamín Franklin, transitó al Eterno Oriente a los 84 años de edad, pasando a la historia de la Nación Americana y Universal como un imperecedero ejemplo de hombre dedicado a la evolución  y redención de la Humanidad.

SVP. Luis A. Brown



1.1      Bibliografía consultada.


  1. http://www.buscabiografias.com/cgi-bin/verbio.cgi?id=2179
  2. http://reflexionesmasonicas.blogspot.com/2007/08/homenaje-benjamn-franklin-en-el.html.
  3. http://es.wikipedia.org/wiki/
  4. Benjamin Franklin. Biblioteca de Consulta Encarta 2005