domingo, 24 de noviembre de 2013

"El Templo de las Virtudes Teologales" n. 103

La primera Logia Cubana
El 17 de diciembre de 1804 ocurre un hecho transcendente en la historia de la masonería cubana. Ese día se le otorga la carta patente de constitución a la primera logia creada para Cuba. Significativamente llevó su nombre en francés Le Temples des Vertudes
Theologales. Se sabe, por el documento de creación, obrante en la Gran Logia de Cuba A. L. y A. M., que la mayoría de sus miembros eran franceses procedentes de Haití y que venía funcionando desde hacía dos años. Es necesario aclarar aquí dos aspectos fundamentales con respecto a esta logia: el primero es que su surgimiento oficial en Cuba en justo en el año en que las tropas napoleónicas invaden Haití; el segundo que, para ese entonces, ya Napoleón había supeditado el Gran Oriente de Francia a sus intereses imperiales. Ello explica que los masones franceses provenientes de Haití buscaran la carta patente de constitución para la nueva logia en un cuerpo masónico norteamericano, la Gran Logia de Pensilvania –en la época, centro político de Estados Unidos– de modo tal, que no quedaba supeditado ni al Gran Oriente Francés ni a la Gran Logia británica. Por sus características, parecen más bien asociados a los girondinos, al estilo Lafayette, opuestos a Napoleón y republicanos de convicción. La masonería, tanto norteamericana como la de la Louisiana, tenía influencia republicana, que también se expresaba en los contenidos del Rito Escocés de Antiguos y Aceptados. Este último tomaba forma en América. Una habilidad de los bonapartistas fue aceptar este rito en el Gran Oriente de Francia.
La primera logia creada en Cuba pronto se transformó en la primera logia cubana; cambió su nombre al español, El Templo de las Virtudes Teologales. Para ese entonces, la mayoría de sus miembros eran criollos. En los anales de la historia de Cuba esta logia ocupa un lugar destacado en los procesos iniciales relacionados con el pensamiento y la acción independentistas. Su primer Venerable Maestro lo fue el francés Joseph Cerneau. Hasta ahora no he podido encontrar documentación que aclare la verdadera significación de este personaje en las historias de Haití, Cuba, Estados Unidos y Francia. Lo cierto es que los historiadores masones norteamericanos lo catalogan como “el masón que más daño hizo a la masonería de Estados Unidos”6; por su parte, los masones cubanos lo llaman “entusiasta y combativo hermano”7; y el Gobernador de la Isla Salvador del Muro y Zalazar, Marqués de Someruelos, le atribuye “un carácter revolucionario”8, por lo que lo expulsó de Cuba. El nexo entre Cerneau y Morin está aún por establecerse pero no hay dudas que el primero fue un propulsor del rito escocés en su nacimiento.
Es en el seno de esta logia, en 1809, que surge una de las primeras conspiraciones separatistas cubanas, conocida en nuestra historia como la de Román de la Luz, por ser ésta la figura a la que se le atribuye la dirección de la conspiración. Las principales personas comprometidas eran todas miembros destacados de El Templo de las Virtudes Teologales; entre ellos el propio Román de la Luz, rico hacendado habanero; el celador de la logia,
Manuel Ramírez y el Capitán de Regimiento de Blancos de la Habana Luis Francisco
Bassave. Eran miembros de la conspiración no sólo estos destacados masones, sino también negros y mulatos libres. Las causas por las que conspiraban, es decir los objetivos del movimiento, son aún de imprecisos contornos y de actuales debates.
De todos los miembros de la logia involucrados en la conspiración, el de mayor relieve histórico lo es José Joaquín Infante. Abogado bayamés y participante del cuerpo jurídico español en la Cuba, Infante pudo escapar a las detenciones realizadas por el poder colonial.
Poco después, se encontraba en Venezuela formando parte del movimiento independentista bolivariano. Lo que le dio especial trascendencia en la historia cubana fue que redactó y publicó la primera constitución para una república independiente. Es probable, aunque el dio dos versiones diferentes, que redactara el documento constitucional alrededor de 1810; pero lo publicó por primera vez en Caracas en 1811, un año antes de que en España se aprobara su primera constitución, la de Cádiz. La lectura de este documento permite llegar a dos conclusiones: la primera es la evidente influencia de la primera constitución haitiana, elaborada por Toussaint Louverture; la segunda, que marca su esencial diferencia con la constitución española de Cádiz de 1812, es la presencia de la concepción masónica contenida en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El paso más osado, para su época, lo constituye la declaración del Estado Laico, es decir, la separación de la Iglesia y el Estado, la separación de poderes del estado y el establecimiento de la libertad de religión unido al otorgamiento de las otras libertades y la soberanía del pueblo. La constitución de Infante marcó un camino que se repetirá en todas las constituciones cubanas posteriores; marcó, también, las diferencias de opciones entre un republicanismo laico e independentista y un reformismo dentro de los límites de la monarquía española9.
Por su parte la figura del capitán Bassave, desde otro ángulo, presenta un importante atractivo pues el capitán general Someruelo lo acusa de que “convocaba y excitaba a los negros y mulatos, a la hez para soliviantase y capitaneando esa turbamulta hubiera sin duda cooperado al plan de Don Román de la Luz”10. Los documentos relacionados con esta conspiración indican que Bassave gozaba de popularidad en los barrios más humildes de la capital y que intentó insurreccionar al Batallón de Milicias Disciplinadas de Pardos y
Morenos, así como a cierto grupo de trabajadores negros y mulatos de los barrios pobres habaneros. Estos vínculos se mantuvieron en secreto. El lunes 16 de marzo de 1812, organizado por José Antonio Aponte, negro libre carpintero, y a quien la leyenda popular le atribuye haber participado en las tropas negras de La Habana que actuaron en la guerra de independencia de los Estados unidos, se inició el plan de acciones para tomar las principales fortalezas y cuarteles de la ciudad. Aponte, con vínculos con la logia y con los masones del
Templo de las Virtudes Teologales, fue apresado el 7 de abril de 1812, condenado a muerte sin juicio y ahorcado el día 9. Su cabeza se puso en exhibición, en una jaula de hierro, a la entrada de La Habana por el camino de Jesús del Monte.
Las logias masónicas que funcionaron por entonces en Cuba fueron disueltas alrededor de 1814. No obstante, el Templo de las Virtudes Teologales se mantuvo, secretamente, durante el periodo de restauración del Antiguo Régimen en la real persona de Fernando VII.
El monarca había prohibido expresamente este tipo de organización dentro del imperio hispano, por Real Cedula de 19 de enero de 1814, emitida por Consejo de Regencia mediante la cual se creaba el delito de francmasonería. El 1820, después de años de actividad secreta, reapareció el Templo de las Virtudes Teologales como parte de las libertades otorgadas durante el llamado trienio constitucional (1820-1823).

5 Diario de la Habana (martes 24 de marzo de 1812), t. IV, no. 594, 1.
REHMLAC ISSN 1659-4223
Número Especial UCLA - Gran Logia de California
6 Aurelio Miranda y Álvarez, Historia documentada de la masonería en Cuba (La Habana, 1933), 30. Sobre la figura de Cerneau también puede consultarse Encyclopédie de la franc-maçonnerie, 133-134.
7 Francisco Ponte Domínguez, La masonería en la independencia (La Habana: Editorial Modas Magazins,
1954), 14.
8 Miranda y Álvarez, Historia documentada
Por Eduardo Torres Cuevas , historiador cubano

De la revista de Estudios Masónicos de la Masonería

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