¡Hermanos
a la labor!
Pensad
que estas toscas piedras,
Desgastadas,
han de ser
Columnas
del templo esbeltas.
¡Adelante!
Que ninguno
Le
pida al descanso treguas,
Ni
a la fatiga se rinda;
Que
si el desaliento enerva,
Dá
la fe nuevo ardimiento
Y
hace renacer las fuerzas,
Y
la palabra “imposible”
no
existe ya en nuestra lengua.
¡Atrás,
la torpe calumnia!
¡Atrás,
la ciega soberbia!
¡Atrás,
el encono impío!
¡Atrás,
la ignorancia ciega!
No
hay atajo sin trabajo,
No
hay lucha sin recompensa.
No
hay dolor sin lenitivo,
No
hay día sin noche negra.
Para
vencer es preciso
Que
exista lucha violenta;
Solo
de la luz de un rayo,
El
cuerpo sombra proyecta.
¡Hermanos,
a la labor!
Cercano
el día se encuentra
En
que no existan rencores,
Ni límites ni barreras
Poema publicado en la Revista "La Adelphia" de Mayagüez Puerto Rico el 16 de febrero de 1884. Autor H:. Ricardo Solier 30º ( avicena )
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