domingo, 18 de marzo de 2012

La primera Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre

A primeros de 1913, en Barcelona surge la iniciativa de fundar un centro

titulado Los Derechos del Hombre para el que se propuso como director al doctor Luis Simarro, catedrático de Psicología Experimental de la

Universidad Central de Madrid, miembro de la logia Ibérica nº 7. de Madrid, y desde 1912 Gran Comendador del Gran Oriente Español.

Esta propuesta debió inspirarse en la gran obra realizada por Simarro

en defensa de Ferrer y Guardia, sobre el que había publicado en 1911 dos gruesos volúmenes con el título de El proceso de Ferrer y la opinión europea, que fue traducido en Bélgica con el título de Un mártir de la libertad de conciencia.

La idea de la creación de una Liga Española para la Defensa de los

Derechos del hombre y del Ciudadano cristalizo a lo largo del año 1913, a raíz de una campaña en defensa de la libertad de conciencia. Con este

motivo, en julio de 1913, se conectó la realización de tal campaña con la idea de crear la Liga:

Para evitar que las energías surgidas y desarrolladas durante esa campaña —se decía en la circular-- que tenia un carácter puramente ocasional, se esterilizaron luego por falta de aplicación, pensó la Comisión de qué forma podrían hacerse cristalizar en instrumentos de acción, que de una manera continua laboraran para hacer respetar no

sólo la libertad de conciencia, sino también aquellos derechos de la persona humana, que son considerados como inviolables en todo el mundo civilizado.

La citada campaña, promovida por una comisión madrileña, algunos de

cuyos miembros entrarían después a formar parte de la Liga, se creó para apoyar la decisión ministerial del Gobierno Romanones de eximir de la enseñanza del catecismo en las escuelas a los hijos de padres no católicos que así lo solicitasen. En la comisión según la circular estaban representados todos los disidentes de la religión oficial del Estado, como los evangelistas, los israelitas, los anticlericales, los librepensadores, etc., y también delegados de los masones y de todos los partidos políticos que tienen escrito en sus programas la libertad de conciencia.

Finalmente la Liga Española para la Defensa de los Derechos del

Hombre y del Ciudadano quedaba constituida en Madrid, quince años

después de su homóloga francesa, el 23 de noviembre de 1913. Sus

estatutos van precedidos por la Declaración francesa de los Derechos del

hombre y del Ciudadano, de 1789, y en su título 1º se exponen como fines de la misma los siguientes:

Defender las libertades públicas y. sobre todas, la libertad de conciencia: la conquista de aquellos derechos que, siendo patrimonio común de la civilización moderna, aún no han sido consignados en nuestra legislación; la defensa permanente de los que están escritos en nuestros Códigos, y la intervención en la defensa de sus afiliados, cuando con ellos se cometa una arbitrariedad o una injusticia relacionadas con los fines especiales de esta Asociación.      

Por José A. Ferrer Benemelli de su libro: La Masonería

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