jueves, 7 de agosto de 2014

Federico García Lorca, "Medio Pan y un libro" 1931

Granada 1898 - fusilado 18 de agosto 1936 por la intolerancia Franquista. Su pluma sigue vigente.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier
índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y
lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le
gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del
espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía
que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino
por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no
gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es
serenidad y es pasión.
"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son
infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta
biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de
Granada.
"No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera
desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un
libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de
reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los
hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los
frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas
al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible
organización social.
"Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede,
que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre
fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que
tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque
son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos
libros?
"¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir:
«Amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como
anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso
Fiodor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin,
estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y
cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta
a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros
para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible
sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras
para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física,
biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy
poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de
Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque
sólo a través de ella se pueden resolver los problemas e que hoy se
debate un pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.
Tomado del Foro Masones Regulares

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