martes, 21 de mayo de 2013

Parábola: El Silencio Divino.



 Cuenta una antigua leyenda  Noruega de un hombre llamado Haakon que pasaba horas y horas mirando la imagen de un Cristo en la Cruz. Esta cruz era muy antigua y a ella acudía mucha gente a orar con fiel devoción y a pedir milagros.
Un día Haakon quiso pedirle un deseo, le impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la Cruz y dijo:
"Señor quiero padecer por ti en la cruz, déjame reemplazarte y se quedó con la mirada fija en la cruz como esperando una respuesta"
El señor milagrosamente abrió los labios y de lo alto cayeron palabras susurrantes y amonestadoras :
"Siervo mío, accedo a tu petición pero ha de ser con una condición"
Cual sería señor ¿es una condición difícil? estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, dijo el anciano.
- Prométeme que veas lo que veas, oigas lo que oigas siempre vas a guardar silencio.
 Haakon contesto, te lo prometo señor y se efectuó el cambio.
Nadie notó el cambio, nadie reconoció a Haakon colgado de los clavos en la cruz y el Señor ocupó el lugar de Haakon. Y Este cumplió su promesa por largo tiempo, a nadie dijo nada.


Pero un día vino un rico a orar y luego al marcharse dejo olvidada su cartera. Haakon la vio y calló.
Más tarde vino un pobre también a orar, vio la cartera y se apropio de ella y se marcho. Haakon tampoco dijo nada, solo calló.
Tampoco dijo nada cuando al poco rato vino un chico joven a orar antes de emprender un largo viaje. En ese momento aparece el rico en busca de la cartera que había olvidado y pregunta al joven pensando que este la había tomado, !dame la cartera le dijo a joven¡ no tengo tu cartera, no he cogido nada, increpo de nuevo el rico, !devuelbeme la cartera que me has robado¡ no he robado nada¡ repetía el joven¡ y en el preciso momento que el rico se abalanzaba hacia el chico con la idea que le devolviera su cartera, Sonó desde lo alto una fuerte voz que dijo, !Basta ya¡ Ambos miraron hacia arriba y vieron que la imagen hablaba. Haakon no pudo permanecer en silencio al ver como el rico increpara y casi agrede al joven por la falsa acusación. El rico quedo anonadado y ambos abandonaron la ermita desconcertados con lo que  les había pasado. El chico partió a emprender su viaje.
Cuando todo se había calmado, Cristo se dirigió al anciano y le dijo:
!Baja de la cruz, no has sabido cumplir tu promesa, no has guardado silencio¡


¿Pero como iba a permanecer en silencio ante tanta injusticia?
En ese momento el Señor volvió a ocupar su lugar en la Cruz y le habló:
"Tu no sabías que el rico iba a tomar ese dinero para comprar la virginidad de una joven mujer, en cambio el pobre, si lo necesitaba para alimentar a sus hijos, por otro lado, al joven, su pelea con el rico le hubiera impedido hacer el fatal viaje que acaba de emprender, hace unos minutos acaba de perder la vida en el barco que viajaba, tu no lo sabías y yo si, por eso callo"
El Señor nuevamente guardó silencio.
Muchas veces no entendemos ¿por que Dios no nos contesta, por se queda callado? Siempre quisiéramos que el nos conteste lo que queremos oír, y Dios no es así. Muchas veces el nos contesta hasta con su Silencio Divino, solo que no le escuchamos, no le entendemos.
Debemos aprender a escuchar su silencio. Sus actos son destinados a convencernos de que ÉL sabe lo que esta haciendo. El su quietud nos dice:
"Confiad en mi, sé lo que debo hacer!

Anónimo


1 comentario:

  1. Estimado Carlos:
    perfecta historia que confirma el axioma "Los caminos del Señor son inescrutables". Muchas gracias por compartir estas sabias enseñanzas con todo el "Mundo".
    Recibe un fraternal abrazo
    Manuel Barea

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