viernes, 23 de mayo de 2014

20 de Mayo 1902

102 Aniversario del Nacimiento de una República aún hoy busca su camino


imagen alegoriacubana

Otra imagen conmemorativa de la época con el 1er presidente, el masón y patriota Tomás Estrada Palma

Con el motivo de recordar  como se merece el ciento doce aniversario del nacimiento de nuestra muy querida y amada República de Cuba redacto estas líneas, las cuales deseo compartir con todos mis hermanos sobre un hecho con una gran significación para todos y que aun hoy no ocupa en nuestra historia patria el lugar que verdaderamente le corresponde, en primer lugar como ciudadanos cubanos y en segundo lugar como masones que somos, recordamos  un aniversario más del triunfo por el que dieron su vida innumerables hijos de esta isla, por la consumación para Cuba de la independencia como país y la abolición total de la esclavitud como dignificación para todos los ciudadanos, de igual forma significa un motivo más de felicidad y de solemne recordatorio a los veteranos masones, aquellos hombres que arropados en los principios de nuestra institución, los que desde sus logias adquirieron la formación precisa y entregaron todos, hasta sus propias vidas para dejar atadas ya para siempre en simbólico y apretado abrazo a la masonería y a la nación.
Todo fue un proceso bien elaborado, en el que se fueron entrelazando en interminable cadena todo un grupo de hechos, los que como piezas en un preciso  juego de ajedrez encajaban de manera exacta, y  que simbólicamente representaban el de cursar de nuestra historia como nación, desde su formación hasta el día y fecha que nos atañe, de no haber sido por hombres como Félix Varela o José de la Luz y Caballero, que dé entre otros muchos comenzaron a acondicionar nuestro pensamiento, nuestra conciencia y nuestra voluntad como cubanos, si no hubiese existido un hombre como Vicente Antonio de Castro, no se hubiese generado una Institución como el Gran Oriente de Cuba y las Antillas, no habrían entonces coincidido en su seno la mayoría de los hombres que después conformarían la Generación del 68, no se hubiese gestado un 10 de Octubre de 1868, y aunque hubo hechos dolorosos, como la destitución del Padre de la Patria como presidente de la República en armas, como los incidentes de Lagunas de Varona o el Pacto del Zanjón, hubo también contundentes respuestas como la Protesta de Baragua ejecutada por Antonio Maceo, y su posterior confirmación en la Protesta de Hornos de Cal, donde Ramón Leocadio Bonachea reafirmaba un año después lo que el Titán de Bronce ya había expresado con anterioridad,---nuestra inclaudicable  voluntad de continuar peleando hasta las últimas consecuencias sin otro objetivo que la independencia de Cuba y la dignificación de todos los cubanos mediante la abolición de la esclavitud en la Isla---, no se hubiese generado su continuidad sin el fallido intento  de la Guerra Chiquita, sin la organización del Partido Revolucionario Cubano, el fracaso de la expedición de la Fernandina, sin la encomiable labor de las mujeres y los hombres que conformaban la emigración cubana y mucho menos sin el regreso a Cuba de aquellos hombres --­-cubanos y extranjeros---que en su condición de patriotas y muchos de los cuales eran masones, los que guiados por ese otro gran cubano e igualmente masón, ese gran visionario, aquel que agrupo en si como enviado por el Gran Arquitecto del Universo todo lo que de virtud, moral, intelecto y sobre todo mucho amor por su amada Patria se necesitaba para persistir en la porfía por alcanzar la tan añorada idea de una República independiente donde solo pudiese aplicarse la fórmula mágica del maestro---con todos y para el bien de todos---. 
Gracias a los hombres del Ejército libertador de Cuba, desde sus más encumbradas figuras hasta el más simple soldado, termino la dominación hispana en el Nuevo Mundo conjuntamente con el año 1898. El país pasó de un periodo de ocupación militar por los Estados Unidos de América para  quedar definitivamente constituida en la tan añorada República, en este día la histórica bandera del triángulo rojo y las franjas azules y blancas, concebida por el masón Narciso López poco más de medio siglo antes, ascendía airosa hasta la cima de los mástiles de la vetusta fortaleza del Morro habanero  y  la antigua Capitanía General, la que pasaría  a ser la residencia del presidente de la novel república, el venerable ciudadano y masón Tomás Estrada Palma. Fueron los también masones, Mayor General Emilio Núñez Rodríguez y el Generalísimo Máximo Gómez Báez los que presidirían las ceremonias en uno y otro lugar respectivamente, ¡¡Cuánto significo para todos el glorioso momento de ver ondear nuestra insignia patria revestida con el carácter de pabellón nacional desde ese instante!! Desde el cielo como refulgentes estrellas miraban hombres como Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, José Martí, Antonio Maceo, Guillermón Moncada, Flor Crombet, Francisco Vicente Aguilera, Francisco Figueredo, Bernabé Varona, Manuel Calvar, Ramón Leocadio Bonachea, Francisco Gómez Toro, Donato Mármol, entre otros que engrosaban esa interminable lista de ilustres y queridos hermanos, cubanos todos---de nacimiento los unos y los otros por los méritos ganados en combate---, pero cubanos todos, caídos a lo largo del camino recorrido hasta ese glorioso momento, seria a partir de ese minuto sublime que en Cuba ya no habría más colonos sin Patria, sino todo un pueblo de ciudadanos que pasarían a formar parte de la comunidad jurídica internacional.
Esta noche estamos acá reunidos gracias a que somos  consecuencia directa de la  grandeza y el simbolismo que se encierra en la fecha que hoy recordamos, a las doce horas de ese día se llevó a cabo en el Palacio de Armas la trasmisión de poderes, el cambio se efectuó en los mismos momentos que se producía en Palacio la ceremonia en que hablaron Leonard Wood, gobernador militar de la isla hasta aquel momento y el ciudadano Tomas Estrada Palma, primer presidente de la naciente República de Cuba, de igual forma se efectuaba el cambio de pabellones, ---cómo mismo lo hizo en los campos de batalla, escoltada por sus mejores hijos, flameaba ahora escoltada por  todo un pueblo nuestra  bandera---, fue un acto cargado de una profunda emoción, las mujeres y los hombres que presenciaron el cambio de pabellones no pudieron evitar las lágrimas, se resumía en ese breve instante los anhelos y sacrificios de varias generaciones de cubanos, muchos de los cuales habían perecido en la histórica demanda.

El hecho de que en los edificios públicos ondease ya para siempre la bandera de la estrella solitaria simbolizaba mucho más que una simple trasmisión de poderes, simbolizaba el advenimiento de la República de Cuba a la soberanía internacional, reafirmaba aquella frase de ese otro muy  querido hermano nuestro José Julián Martí Pérez cuando expreso en una de sus apasionadas predicas,…….la independencia de América no será nunca verdadera y mucho menos completa mientras la de Cuba no sea una realidad…….., confirmando esto, este día pasaba Cuba a formar parte del concierto de naciones libres, que no nos quepa la menor duda, de no haber sido por el esfuerzo, la consagración y tenacidad de los masones que lo dieron todo por la fundación de la República de Cuba, primero en la guerra y luego en la paz, la isla hubiese continuado  regida por la distante Metrópoli ibérica y sufriendo las vicisitudes políticas que reportan los anales de su historia monárquica, republicana y luego dictatorial del siglo XX. No debemos jamás olvidar que el libre desenvolvimiento de la Institución Fraternal en la Cuba de hoy, es una realidad por haber sacudido nuestros hermanos del pasado el ominoso dogal del régimen colonial de España en la isla,  ---lo que esto llevaba costado, llenaba  pues las mejores páginas de nuestra historia---, la fecha que hoy nos tiene aquí reunidos fue momento de gloria para las armas mambisas, fue, es y será siempre parte de nuestra historia y clama por el lugar que en ella le corresponde, con la dignidad y el honor que se merece.
Queridos hermanos todos,
Hoy nuestro compromiso con la Patria no es el de tomar las armas, aunque en nuestros corazones y nuestras mentes como cubanos y masones jamás estará ausente el de defenderla al precio que sea necesario y en el momento que sea preciso, hoy Patria tenemos, República tenemos, contribuir a que reine en ella cada día con mayor fuerza y para beneplácito de todos sus hijos  una democracia cada vez más participativa siempre con el necesario apego a la ley debe ser nuestro deber, apoyar los esfuerzos por hacer de nuestros ciudadanos hombres más cultos, sabios y conocedores de sus derechos y deberes como miembros de una República libre es nuestro compromiso, ayudar a  prepararlos para enfrentar los avatares de esta vida en la que nos toca ser actores principales, hacer que se retomen como herramientas fundamentales la moral, la virtud y la honestidad en todos nuestros conciudadanos, en esta lucha sin cuartel de toda una sociedad contra la ignorancia, la ambición, la corrupción  y la hipocresía, será nuestra forma de apoyar al engrandecimiento de esta nuestra República, eso es lo que hoy nos toca, impulsar con nuestro conocimiento, con nuestro trabajo a que nuestra República sea lo más justa, democrática y participativa, es nuestra manera de honrar nuestro pasado, de estimular nuestro presente y el esfuerzo actual  por contribuir a enriquecer el legado republicano que entregaremos a los ciudadanos del futuro.
Para nosotros los  masones de hoy nuestra obligación es aún mucho mayor, la batalla contra los grandes enemigos de la Institución está planteada  desde el momento que vimos la luz masónica, juramos y aceptamos pasar desde entonces  a formar parte de este inmenso ejercito de ciudadanos libres, honestos y de buenas costumbres,  los que con la anuencia del Gran Arquitecto del Universo y la ayuda de todos nuestros hermanos hemos de bregar sin descanso en esta enconada lucha que durara mientras duren los males que hacen sufrir a nuestra institución y a nuestra  sociedad, la propia batalla a la que nos enfrentamos nos exige estar  cada día más y mejor preparados, hagamos culto a la libertad de conciencia y  de  expresión, que se convierta en el talismán de cada uno de nosotros la democracia en su más amplia y profunda expresión,  desde la más lejana y simple de las logias de nuestra jurisdicción hasta las sesiones de la Alta Cámara, aboguemos porque nadie se sienta por encima de la ley, y mucho menos intocable, que caiga con total fuerza y vigor todo su peso sobre quienes con ella incumplan, porque la justicia nos asiste y nuestra Constitución nos ampara, junto a ella siempre, contra ella ni aun después de muertos, estaremos así honrando a nuestra República y a los hombres, a esos veteranos que con sus propias vidas, con su sangre y esfuerzo abonaron el camino por el que hemos avanzado y hoy estamos aquí, seguiremos avanzando eso que nadie lo dude, pues en este barco cargado de vergüenza he hidalguía están remando como marineros de honor hijos todos de esta Patria, y su destino final no es otro que el engrandecimiento y la gloria de esta República, la que nuestros próceres nos legaron sin mendigar, con un grandísimo costo de sacrificio y sangre, ruego a mis hermanos todos pongámonos pues de pie  y desde lo más profundo de nuestros corazones elevemos el mejor de nuestros pensamientos al Gran Arquitecto del Universo y reclamemos honor y gloria para todos estos ciudadanos-cubanos y extranjeros, profanos y masones-, hombres libres y de buenas costumbres, ciudadanos todos de esta tierra, que no dudaron en brindar sus mejores días para que fechas como estas engrosaran ya para siempre los anales de la historia de la República de Cuba.
Muchas gracias.

M:. M:. Carlos Alberto Martínez Marrero
R:. L:. ¨ Gral. Guillermón Moncada.
Enviado por el H:. Amibelec Casard


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