102 Aniversario del Nacimiento de una República aún hoy busca su camino
Con el motivo de recordar como se merece el ciento doce aniversario del
nacimiento de nuestra muy querida y amada República de Cuba redacto estas
líneas, las cuales deseo compartir con todos mis hermanos sobre un hecho con
una gran significación para todos y que aun hoy no ocupa en nuestra historia
patria el lugar que verdaderamente le corresponde, en primer lugar como ciudadanos
cubanos y en segundo lugar como masones que somos, recordamos un aniversario más del triunfo por el que dieron
su vida innumerables hijos de esta isla, por la consumación para Cuba de la
independencia como país y la abolición total de la esclavitud como dignificación
para todos los ciudadanos, de igual forma significa un motivo más de felicidad
y de solemne recordatorio a los veteranos masones, aquellos hombres que arropados
en los principios de nuestra institución, los que desde sus logias adquirieron
la formación precisa y entregaron todos, hasta sus propias vidas para dejar
atadas ya para siempre en simbólico y apretado abrazo a la masonería y a la
nación.
imagen alegoriacubana
Otra imagen conmemorativa de la época con el 1er presidente, el masón y patriota Tomás Estrada Palma
Todo fue un proceso bien elaborado, en el que
se fueron entrelazando en interminable cadena todo un grupo de hechos, los que como
piezas en un preciso juego de ajedrez encajaban
de manera exacta, y que simbólicamente
representaban el de cursar de nuestra historia como nación, desde su formación
hasta el día y fecha que nos atañe, de no haber sido por hombres como Félix
Varela o José de la Luz y Caballero, que dé entre otros muchos comenzaron a
acondicionar nuestro pensamiento, nuestra conciencia y nuestra voluntad como
cubanos, si no hubiese existido un hombre como Vicente Antonio de Castro, no se
hubiese generado una Institución como el Gran Oriente de Cuba y las Antillas,
no habrían entonces coincidido en su seno la mayoría de los hombres que después
conformarían la Generación del 68, no se hubiese gestado un 10 de Octubre de
1868, y aunque hubo hechos dolorosos, como la destitución del Padre de la
Patria como presidente de la República en armas, como los incidentes de Lagunas
de Varona o el Pacto del Zanjón, hubo también contundentes respuestas como la
Protesta de Baragua ejecutada por Antonio Maceo, y su posterior confirmación en
la Protesta de Hornos de Cal, donde Ramón Leocadio Bonachea reafirmaba un año
después lo que el Titán de Bronce ya había expresado con anterioridad,---nuestra inclaudicable voluntad de continuar peleando hasta las
últimas consecuencias sin otro objetivo que la independencia de Cuba y la
dignificación de todos los cubanos mediante la abolición de la esclavitud en la
Isla---, no se hubiese generado su continuidad sin el fallido
intento de la Guerra Chiquita, sin la
organización del Partido Revolucionario Cubano, el fracaso de la expedición de
la Fernandina, sin la encomiable labor de las mujeres y los hombres que
conformaban la emigración cubana y mucho menos sin el regreso a Cuba de
aquellos hombres ---cubanos y extranjeros---que en
su condición de patriotas y muchos de los cuales eran masones, los que guiados
por ese otro gran cubano e igualmente masón, ese gran visionario, aquel que
agrupo en si como enviado por el Gran Arquitecto del Universo todo lo que de
virtud, moral, intelecto y sobre todo mucho amor por su amada Patria se
necesitaba para persistir en la porfía por alcanzar la tan añorada idea de una República
independiente donde solo pudiese aplicarse la fórmula mágica del maestro---con todos y para el bien de todos---.
Gracias a los hombres del Ejército libertador
de Cuba, desde sus más encumbradas figuras hasta el más simple soldado, termino
la dominación hispana en el Nuevo Mundo conjuntamente con el año 1898. El país pasó
de un periodo de ocupación militar por los Estados Unidos de América para quedar definitivamente constituida en la tan añorada República,
en este día la histórica bandera del triángulo rojo y las franjas azules y blancas,
concebida por el masón Narciso López poco más de medio siglo antes, ascendía
airosa hasta la cima de los mástiles de la vetusta fortaleza del Morro
habanero y la antigua Capitanía General, la que pasaría a ser la residencia del presidente de la novel
república, el venerable ciudadano y masón Tomás Estrada Palma. Fueron los
también masones, Mayor General Emilio Núñez Rodríguez y el Generalísimo Máximo
Gómez Báez los que presidirían las ceremonias en uno y otro lugar
respectivamente, ¡¡Cuánto significo para todos
el glorioso momento de ver ondear nuestra insignia patria revestida con el carácter
de pabellón nacional desde ese instante!! Desde el cielo como refulgentes
estrellas miraban hombres como Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte,
José Martí, Antonio Maceo, Guillermón Moncada, Flor Crombet, Francisco Vicente
Aguilera, Francisco Figueredo, Bernabé Varona, Manuel Calvar, Ramón Leocadio
Bonachea, Francisco Gómez Toro, Donato Mármol, entre otros que engrosaban esa
interminable lista de ilustres y queridos hermanos, cubanos todos---de nacimiento los unos y los otros por los méritos
ganados en combate---, pero cubanos todos, caídos a lo largo del
camino recorrido hasta ese glorioso momento, seria a partir de ese minuto
sublime que en Cuba ya no habría más colonos sin Patria, sino todo un pueblo de
ciudadanos que pasarían a formar parte de la comunidad jurídica internacional.
Esta noche estamos acá reunidos gracias a que
somos consecuencia directa de la grandeza y el simbolismo que se encierra en
la fecha que hoy recordamos, a las doce horas de ese día se llevó a cabo en el Palacio
de Armas la trasmisión de poderes, el cambio se efectuó en los mismos momentos
que se producía en Palacio la ceremonia en que hablaron Leonard Wood,
gobernador militar de la isla hasta aquel momento y el ciudadano Tomas Estrada
Palma, primer presidente de la naciente República de Cuba, de igual forma se
efectuaba el cambio de pabellones, ---cómo
mismo lo hizo en los campos de batalla, escoltada por sus mejores hijos,
flameaba ahora escoltada por todo un
pueblo nuestra bandera---, fue un
acto cargado de una profunda emoción, las mujeres y los hombres que
presenciaron el cambio de pabellones no pudieron evitar las lágrimas, se
resumía en ese breve instante los anhelos y sacrificios de varias generaciones
de cubanos, muchos de los cuales habían perecido en la histórica demanda.
El hecho de que en los edificios públicos
ondease ya para siempre la bandera de la estrella solitaria simbolizaba mucho
más que una simple trasmisión de poderes, simbolizaba el advenimiento de la
República de Cuba a la soberanía internacional, reafirmaba aquella frase de ese
otro muy querido hermano nuestro José
Julián Martí Pérez cuando expreso en una de sus apasionadas predicas,…….la independencia de América no será nunca
verdadera y mucho menos completa mientras la de Cuba no sea una realidad……..,
confirmando esto, este día pasaba Cuba a formar parte del concierto de naciones
libres, que no nos quepa la menor duda, de no haber sido por el esfuerzo, la
consagración y tenacidad de los masones que lo dieron todo por la fundación de la
República de Cuba, primero en la guerra y luego en la paz, la isla hubiese
continuado regida por la distante
Metrópoli ibérica y sufriendo las vicisitudes políticas que reportan los anales
de su historia monárquica, republicana y luego dictatorial del siglo XX. No
debemos jamás olvidar que el libre desenvolvimiento de la Institución Fraternal
en la Cuba de hoy, es una realidad por haber sacudido nuestros hermanos del
pasado el ominoso dogal del régimen colonial de España en la isla, ---lo que
esto llevaba costado, llenaba pues las
mejores páginas de nuestra historia---, la fecha que hoy nos tiene aquí
reunidos fue momento de gloria para las armas mambisas, fue, es y será siempre
parte de nuestra historia y clama por el lugar que en ella le corresponde, con la
dignidad y el honor que se merece.
Queridos hermanos todos,
Hoy nuestro compromiso con la Patria no es el
de tomar las armas, aunque en nuestros corazones y nuestras mentes como cubanos
y masones jamás estará ausente el de defenderla al precio que sea necesario y
en el momento que sea preciso, hoy Patria tenemos, República tenemos,
contribuir a que reine en ella cada día con mayor fuerza y para beneplácito de
todos sus hijos una democracia cada vez
más participativa siempre con el necesario apego a la ley debe ser nuestro
deber, apoyar los esfuerzos por hacer de nuestros ciudadanos hombres más cultos,
sabios y conocedores de sus derechos y deberes como miembros de una República
libre es nuestro compromiso, ayudar a prepararlos
para enfrentar los avatares de esta vida en la que nos toca ser actores
principales, hacer que se retomen como herramientas fundamentales la moral, la
virtud y la honestidad en todos nuestros conciudadanos, en esta lucha sin
cuartel de toda una sociedad contra la ignorancia, la ambición, la corrupción y la hipocresía, será nuestra forma de apoyar al
engrandecimiento de esta nuestra República, eso es lo que hoy nos toca, impulsar
con nuestro conocimiento, con nuestro trabajo a que nuestra República sea lo
más justa, democrática y participativa, es nuestra manera de honrar nuestro
pasado, de estimular nuestro presente y el esfuerzo actual por contribuir a enriquecer el legado republicano
que entregaremos a los ciudadanos del futuro.
Para nosotros los masones de hoy nuestra obligación es aún mucho
mayor, la batalla contra los grandes enemigos de la Institución está planteada desde el momento que vimos la luz masónica, juramos
y aceptamos pasar desde entonces a
formar parte de este inmenso ejercito de ciudadanos libres, honestos y de
buenas costumbres, los que con la
anuencia del Gran Arquitecto del Universo y la ayuda de todos nuestros hermanos
hemos de bregar sin descanso en esta enconada lucha que durara mientras duren
los males que hacen sufrir a nuestra institución y a nuestra sociedad, la propia batalla a la que nos
enfrentamos nos exige estar cada día más
y mejor preparados, hagamos culto a la libertad de conciencia y de expresión,
que se convierta en el talismán de cada uno de nosotros la democracia en su más
amplia y profunda expresión, desde la
más lejana y simple de las logias de nuestra jurisdicción hasta las sesiones de
la Alta Cámara, aboguemos porque nadie se sienta por encima de la ley, y mucho
menos intocable, que caiga con total fuerza y vigor todo su peso sobre quienes
con ella incumplan, porque la justicia nos asiste y nuestra Constitución nos
ampara, junto a ella siempre, contra ella ni aun después de muertos, estaremos
así honrando a nuestra República y a los hombres, a esos veteranos que con sus
propias vidas, con su sangre y esfuerzo abonaron el camino por el que hemos
avanzado y hoy estamos aquí, seguiremos avanzando eso que nadie lo dude, pues en
este barco cargado de vergüenza he hidalguía están remando como marineros de
honor hijos todos de esta Patria, y su destino final no es otro que el
engrandecimiento y la gloria de esta República, la que nuestros próceres nos
legaron sin mendigar, con un grandísimo costo de sacrificio y sangre, ruego a
mis hermanos todos pongámonos pues de pie
y desde lo más profundo de nuestros corazones elevemos el mejor de
nuestros pensamientos al Gran Arquitecto del Universo y reclamemos honor y
gloria para todos estos ciudadanos-cubanos y extranjeros, profanos y masones-, hombres
libres y de buenas costumbres, ciudadanos todos de esta tierra, que no dudaron
en brindar sus mejores días para que fechas como estas engrosaran ya para
siempre los anales de la historia de la República de Cuba.
Muchas gracias.
M:. M:. Carlos Alberto Martínez Marrero
R:.
L:. ¨ Gral. Guillermón Moncada.
Enviado por el H:. Amibelec Casard
No hay comentarios:
Publicar un comentario