A nuestro QH:.Aramburu

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No fue un tratadista ni un historiador masónico destacado (aunque sí prolífico), ni un conocido poeta, ensayista o un relevante periodista, no obstante su obra ha dejado un legado tan trascendente que aún hoy los masones y su natal Guanajay, así como las letras cubanas, recuerdan aunque muy poco a tan insigne cubano.

Nace  Joaquín Nicolás Aramburu  y Torres en el término municipal de Guanajay, provincia de Pinar de Rio en el occidente cubano el 10 de septiembre de 1855. Hijo de Regla Nazaria y Martín Aramburu. El mismo año de la  ejecución de los egregios cubanos condenados  por conspiradores Ramón Pintó llinas y Francisco José D´estrampes. Año además del nacimiento del bravo general cubano de las guerras de independencia Emilio Núñez, intimo amigo del H:.José Martí y fundador del Partido Revolucionario Cubano. Luego de pasar las primeras enseñanzas  y mostrar su afición e interés por las letras, de muy joven pasa por diversos  puestos de trabajo, fue hasta enfermero donde mostró sus dotes humanistas. Demostró  una suspicacia  e inclinación por la labor intelectual. Escribió  en diversos periódicos locales poemas y ensayos y hasta llegó a trabajar en el banco español de Guanajay.

Sus publicaciones y colaboraciones literarias fueron más que amplias, escribiendo para infinidad de periódicos y publicaciones, fundando más de una decena, pero sus más importantes trabajos literarios los realiza en  las primeras décadas del siglo XX.

Por el año 1888 con 33 años y ya con un bagaje intelectual considerable es escogido a formar parte de la Masonería en la Logia Luz de Occidente de su pueblo natal. Allí también su obra es amplia y fecunda, destacándose de igual manera en varias publicaciones y fundando otras de gran calidad. Su especial atención  en la labor masónica  lo hiso en al campo del simbolismo y la filosofía masónicas. Su obra cumbre “La Masonería y sus símbolos”, donde hace unas sencillas pero importantes reflexiones e interpretaciones de los más importantes elementos del esoterismo masónico y su doctrina. Sus liturgias se usan de manera oficial aún hoy en la Gran Logia de Cuba por muchas logias. De las cual muchos esperan una actualización.

Fue director del periódico La Luz y tuvo a su cargo una sección en el diario de la Marina. Como cubanos fue primeramente dado al autonomismo y posteriormente al separatismo, no obstante fue muy a fin a sus raíces gallegas. Fue miembro de honor de la Real Academia de Galicia. Por sus ideas políticas  fue obligado a trasladarse a la capital donde siguió desarrollando su labor intelectual. En la época de la 1ra intervención norteamericana a principios del siglo XX fue secretario de la Junta de Educación de su natal Guanajay. Falleció el 14 de septiembre de 1923, un año más tarde su pueblo perpetúa su memoria con un busto en el centro de la ciudad y posteriormente dando nombre una céntrica calle.

Un fragmento de su poema "A Dios":

¿En dónde está ese Dios que no me oído

cuando mil y mil veces le he llamado

con gritos de dolor desesperado,

en el naufragio de mi bien perdido?

¿En qué lugar del mundo se ha escondido

que en vano por doquiera le he buscado,

y en la lucha indefenso me ha dejado,

del mal esclavo, de la duda herido?

¿Arriba estás? Pues ve desde la altura

esta contienda desigual y horrible

que el mismo tiempo que mi vida dura.

Y si aún me juzgas corazón sensible,

amante y resignado en mi amargura,

pedirás, con ser Dios, un imposible.

Y este dedicado al malogrado Miguel de la Concepción Valdés, “Placido”

Tranquila el alma, la mirada quieta,

inocente, sin miedo y resignado,

llega al suplicio, a muerte condenado,

el gran mestizo, Plácido el poeta.

Rota la lira que cantó discreta

las glorias de su pueblo infortunado,

yace bajo las plantas de un soldado

que ni talento ni virtud respeta.

Ya cae el buen cubano sin mancilla;

Dios no ha escuchado su dolor profundo

por más que le invocara en la capilla.

Pero del genio que brillo fecundo

aún repite la voz en nuestra Antilla:

¡Ay, que me llevo en la cabeza un mundo!

Su pueblo y Cuba le recuerdan, aunque no lo suficiente. Los masones cada  10 de septiembre le recuerdan con el día del secretario de logia.